Contra su Ley de la Memoria histórica, La Falange de Cantabria alza su voz para que nunca olvidemos la sangre derramada, la madera de la que estaban hechos nuestros mejores, la fibra que define la frontera entre el valor y el heroísmo, entre el patriotismo de pandereta y la Patria que se escribe con las mismas mayúsculas que llevan las palabras Amor, Vida, Justicia o Verdad.

La Falange de Cantabria está recorriendo, uno a uno, los vestigios -de piedra pero con corazón de carne- que quedan en nuestra región dedicados a los falangistas -y a los que lucharon a su lado- que nos marcaron el camino. El monumento a Jacobo Roldán -que levantó viviendas sencillas para el pueblo trabajador cuando Santander quedó derruida con el incendio de 1942, para que en cada hogar español reinaran el pan, la leña y la alegría-. El monumento a la IV División Navarra, ejemplo de valor y de hombría, de determinación y fe en la causa de España. El monumento a las Legiones italianas, que demostraron que la causa de la cristiandad une a los pueblos de Europa, y que la camaradería traspasa fronteras y mapas. El monumento a los caídos, justo donde el revanchismo y el odio rojos tiraban por el acantilado a personas cuyo delito era ser católicos o amar a España.

Nos han quitado la Patria, la Fe, la Familia, el Trabajo y la Justicia, y ahora quieren quitarnos la Memoria. La que se escribe con mayúsculas. La que no permitiremos que caiga en el denuesto y el olvido.

Por eso, volvemos a gritar ¡Presentes! a nuestros héroes, levantamos la bandera, entonamos el himno de la fe y gritamos, con más fuerza que nunca,

¡ARRIBA ESPAÑA!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN NACIONAL-SINDICALISTA!
¡ABAJO LA INFAME LEY DE MEMORIA HISTÓRICA!

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