Esta semana, los agricultores y ganaderos españoles han salido a la calle en protesta para defender nuestro vulnerable sector primario y los falangistas y los verdaderos patriotas hemos estado junto a ellos porque en el campo reside parte de nuestra identidad y de nuestra esencia como Nación. Y lo hemos hecho por JUSTICIA y no como disfraz publicitario de los que utilizan los sentimientos patrióticos para meternos más medidas ultraliberales que acaben con nuestra producción.

Ya hartos de ser pisoteados por las medidas políticas más nefastas para nuestro campo en favor de las multinacionales e intereses extranjeros, han sido apaleados por la policía mamporrera y multados con pagos inasumibles por cortar una carretera, mientras que en Cataluña el separatismo campa a sus anchas…

Los problemas que padece nuestro campo han llevado a nuestro tejido productivo alimentario a una situación límite. No es cuestión del incremento del salario mínimo, como difunden los sindicatos mamporreros del Sistema; sino de la mala aplicación de éste para beneficio de la producción en países que tienen costes de producción muy inferiores a los que la nefasta Unión Europea da vía libre. Y todo ello para beneficio de los grandes capitales, intermediarios y demás sanguijuelas del sudor ajeno que se han convertido en los nuevos señores feudales, latifundistas que sólo buscan el máximo beneficio sin importarles desnaturalizar la labor agrícola y demoler la estable y tradicional economía de los pueblos y sus familias; A los que les trae sin cuidado el uso excesivo de químicos para fertilizar o desparasitar los cultivos así como concentrar el ganado en condiciones insalubres e hinchándolos a hormonas y antibióticos; O explotar a trabajadores por sueldos de esclavo en Marruecos o Sudáfrica.

Pero para estos abusos del mercado libre debería estar el ESTADO. Para proteger a nuestros campesinos y a nuestra producción nacional de la codicia del capitalismo inhumano. Pero ni está ni se le espera y menos habiendo regalado nuestra soberanía a la perjudicial Unión Europea.

La coalición ADÑ, con su líder Martín Ynestrillas a la cabeza estuvo frente al Ministerio de Agricultura uniendo nuestra voz a quienes trabajan la tierra al grito de: ¡El campo no se vende, el campo se defiende!

Probablemente, el principal motivo de esta situación extrema es el miserable precio al que pagan los productos, llevándose los campesinos un margen ridículo de beneficio en una actividad con tantos riesgos e incertidumbres. Precio que marcan las grandes cadenas en un oligopolio real. De hecho ya nos hemos familiarizado con las descorazonadoras imágenes de cosechas enteras echadas a perder o usadas como alimento para animales, porque no sale rentable ni siquiera recogerlas.

Precios ridículos en origen que no se reflejan para los consumidores que en multitud de casos llegan a una inflación del 800%. Y mientras los yankis nos ponen aranceles (cosa que es comprensible y de hecho deberíamos imitar sin lugar a dudas); camino que seguirá el Reino Unido después del reciente Brexit.

Sin duda, la problemática es aguda y las causas del desmantelamiento de nuestro sector primario son tanto internas como externas, pero la culpa recae por completo en la caterva de ineptos que nos llevan gobernando desde hace décadas y su sumisa pleitesía a los grandes capitales y a sus «eurovágos» en Bruselas. Y todo esto,  agrava o lleva a la despoblación en la España rural. El abandono de los pueblos es un gravísimo problema que nos lleva a la pérdida de identidad y nos empuja a ser un conglomerado de ciudades congestionadas dependientes de la importación y perfectamente manipulables. Y a un país totalmente vulnerable a cualquier devenir al carecer de producción propia.

?Defendamos lo rural, a nuestros agricultores y a nuestra tierra.

¡¡¡ARRIBA EL CAMPO!!!

 

#VuelveAcreer #SomosLaFalange 

#SomosComoTú #SomosADÑ