Por desgracia nos dirigimos al pueblo español para contarle algo que ya sabe: el Tribunal Supremo es un títere político que no hace Justicia. No defiende la Ley. No defiende los intereses de nuestra nación. No defiende los derechos de los españoles.

Se trata simplemente de una corte de togados que garantizan el status quo de la partitocracia y velan por los intereses de los partidos que detentan el poder. Por eso no tienen ningún empacho en dictar sentencias a todas luces anti jurídicas, profundamente injustas y rayanas en la más pura, simple y sucia prevaricación.

La sentencia que amplía las penas a los patriotas que se manifestaron en 2013 en la librería Blanquerna en defensa de la Unidad Nacional es una concesión política directa de la Vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría a los representantes autonómicos catalanes con los que negocia actualmente. Los protectores de corruptos y aforados de la Plaza de la Villa de París han prestado una obediencia bovina.

Para ello han ignorado todas las evidencias jurídicas. Y es que EL ACTO CONMEMORATIVO DE LA DIADA DE 2013 EN BLANQUERNA SI SE CELEBRO, EN NINGÚN CASO FUE IMPEDIDO. La protesta sólo supuso una interrupción y no impidió el ulterior desarrollo del acto. Ello implica que EN MODO ALGUNO SE CONCULCÓ EL FUNDAMENTAL DERECHO DE REUNIÓN, que fue efectivamente ejercido. Los únicos daños punibles se deben a la rotura de una puerta de cristal cuya REPARACIÓN HA SIDO ECONÓMICAMENTE SATISFECHA.

La protesta se produjo en un centro perteneciente a una administración pública y un acto igualmente organizado por una institución pública. No se trataba de la sede o la celebración de un partido o movimiento político contra el que se pudiese plasmar una aversión ideológica. No se trataba de un centro de reunión de ninguna confesión religiosa, ni de personas de una determinada etnia o nacionalidad. No cabe por tanto apreciar motivos referentes al racismo o la religión. La librería Blanquerna tampoco es un centro de reunión específicamente para personas de una determinada orientación sexual o que tengan discapacidad o enfermedad. Y como es evidente, a Blanquerna asisten tanto hombres como mujeres por lo que es imposible apreciar motivos de género.

Blanquerna es simplemente un inmueble propiedad de la Generalitat, un lugar oportuno donde ejercer el derecho de  manifestación ante las políticas de una administración pública y sus representantes. Eso y no otra cosa es lo que se hizo en septiembre de 2013. NO CABE POR LO TANTO CONTEMPLAR EN MODO ALGUNO EL AGRAVANTE DE ODIO IDEOLÓGICO tal y como está contemplado en el código penal.

Con este fallo anti jurídico el Tribunal Supremo se consagra en tribunal político para encerrar disidentes. Olvídense de las garantías jurídicas y de la letra de la ley. Con herramientas como el “odio ideológico” los jueces van a encerrar a quien les salga de la toga o a quien moleste al poder.

No quepa ninguna duda que los servicios jurídicos de La Falange tomarán todas las medidas que haya lugar en derecho contra este atropello. Somos conscientes de que nos someterán a una odisea que se alargará en el tiempo tanto como sea posible y que el resultado puede estar de nuevo condicionado por los intereses de la partitocracia.

Podemos adelantarnos a las reacciones que va a suscitar esta sentencia. La prensa, esa que oculta los nombres de pederastas y violadores pero dio a conocer hasta la filiación de los 14 de Blanquerna, se felicitará  por su ejemplaridad… Son los mismos que reprodujeron el forraje propagandístico de que lo de Rita Maestre era libertad de expresión. La misma izquierda que protesta contra la “Ley Mordaza” y pide la libertad para terroristas con delitos de sangre, exigirá que estos patriotas acaben en el cadalso por defender la unidad de España. Y naturalmente, la derecha instigadora de esta aberración dirá que en España funciona el estado de derecho mientras blinda a las cúpulas de sus partidos financiados ilegalmente (sea en Madrid, en Cataluña o en Andalucía).

Si finalmente la sentencia se hace efectiva y los 14 de Blanquerna entran en prisión  todo el sistema político va a tener un problema de proporciones enormes: además de una injusticia flagrante, cometerán un tremendo error de cálculo, pues convertirán en héroes de la Patria a quienes lucharon por defender su unidad. Y ni la Historia ni el pueblo pueden dejar indemnes a los traidores que han ejercido de verdugos.