Mientras se nos vende desde el gobierno, un endurecimiento del control de nuestras fronteras, no se trata sino de un maquillaje esperpéntico a una situación insostenible que ha llevado a hacer de Ceuta, la ciudad menos española y menos europea de Europa. Al gobierno le interesa la inmigración y con estas medidas populares disfraza un modus vivendi que nos está convirtiendo en el hazmerreír de Europa.
Hemos renunciado a nuestra soberanía, sin que quede en España ni un ápice de patriotismo en favor de cobrar ayudas de la Unión Europea.
Vivir en Ceuta es residir en el Imperio de la Mafia. La ciudad se define con una sola palabra: Corrupción. Se mantiene gracias a subvenciones puramente y es aquí, donde la inmigración juega un papel fundamental.
El gobierno local alienta la entrada de los inmigrantes, para que su población aumente y con ello, la cuantía de las ayudas de la Unión Europea.
La situación es desbordante. Se concede la nacionalidad española con los ojos cerrados y el gobierno español, lo acepta y calla.
Los pocos españoles que residimos en Ceuta, no podemos sentirnos más abochornados por una situación a la que nadie pone freno y sobre la que nadie dice la verdad.
Agradezco a La Falange la posibilidad de con estas líneas, poder transmitir en breve, en qué se ha convertido la ciudad autónoma y me disculpo por mi anonimato, pues como se puede comprender fácilmente, hablar sobre un tema tabú no trae ninguna consecuencia constructiva para nadie en esta memocracia.