MI SEÑORA MADRE

Estimado Sr. Presidente,

No necesitamos de sus discursos, no necesitamos que nos diga qué es lo que tenemos o no tenemos qué hacer, no necesitamos de su buenismo barato.

Necesitamos de nuestros mayores, y en mi caso, de mi señora madre, un ejemplo de vida, tesón y valentía.

Mi madre tiene 92 años, es viuda, vive sola, no tiene pensión, porque ya se encargaron ustedes y los que les precedieron, en quebrar la mutualidad a la que mi padre tantos años cotizó, y el importe que le fue entregado a tanto alzado se agotó, porque Dios que es mucho más sabio, considera que todavía tiene que permanecer entre nosotros, y tampoco tiene pensión no contributiva, porque cometió el pecado de sacrificarse junto con su marido para comprar alguna propiedad, como si la mayoría de los pensionistas con su legítimo derecho a la pensión no fueran dignos de la propiedad privada ¡faltará más!

Pero… ¿Sabe usted lo que tiene mi madre sr. presidente? Mi madre tiene sentido común, eso de lo que usted anda bastante flojo, la verdad. Mi madre, en estos días de confinamiento, es un ejemplo de sensatez, fortaleza, templanza, y sobre todo, de sabiduría. Mi madre permanece desde hace quince días aislada en su domicilio, sin ninguna ayuda ni prestación, sin querer mantener contacto con nadie, ni siquiera con sus hijos, ni siquiera conmigo que soy su hija y vivo enfrente. Y ¿Por qué? Porque es inteligente, y sabedora que primero ha de cuidarse a sí misma.

¿Sabe usted sr. presidente? Mi madre quedó huérfana de padre a la edad de cinco años, con diez hermanos, siendo ella la número ocho. Ha sido testigo de una Guerra Civil, una Segunda Guerra Mundial, una posguerra, una transición y de la época actual de decadencia. Se ha enfrentado cara a cara a la muerte, ha perdido seres queridos, ha sufrido el dolor de la enfermedad, ha superado situaciones económicas complicadas, ha sabido entregarse en cuerpo y alma a su marido e hijos y por voluntad propia, porque mi madre, con esfuerzo, trabajo y sacrificio, alcanzó la graduación de perito mercantil (para que usted lo entienda… economista como usted), ha sabido educarnos, reprendernos, y enseñarnos el camino adecuado, que no es el fácil sr. Sánchez, no es el fácil.

Y con 92 años y en plenas facultades morales e intelectuales, no va a venir usted sr. Sánchez a contarle cuentos chinos, pero… ¿qué se ha creído usted, la clase gobernante y este rey de copias? ¿Qué somos idiotas?

Ayer, mi madre se cansó de escuchar noticias, se cansó de mamarrachadas, y yo… que tenía miedo a que se atrofiara si no tenía contacto con la realidad…., pues como le decía, ayer mi madre se cansó, me llamó y me dijo : “hija, hazme la compra, que me voy a poner a guisar, y a hacer cosas que no sean ver la televisión y escuchar la radio, porque me van a volver loca» Sr. Sánchez ¿se lo puede usted creer? Y sin internet.. con un teléfono que sólo llama y recibe llamadas…

Y mi madre, como siempre, y no podía ser de otra manera, me invitó a reflexionar. Se acabó escuchar tanto los medios de comunicación, se acabó la difusión por redes sociales ¡Se acabó! porque mientras nos atontan con tanta información y tanta noticia, nos impiden ver la realidad, sí, esa realidad que mi madre con 92 años ha visto la primera.

Esta segunda semana de confinamiento, leeré noticias a primera y última hora del día. ¡Ah! y en medios de comunicación local que son los más veraces, por eso de que es más fácil engañar a una multitud que a una minoría… Utilizaré las redes sociales para interesarme por el estado de salud de mis familiares y amistades; no reenviaré ni un solo meme más, no voy a permitir que la clase política que promueve el estado del malestar perturbe más mi estabilidad mental. Voy a liberar mi memoria en busca y hacia un pensamiento más humanista, voy a centrarme en que el individuo es un ser trascendente, espiritual, y por ello el centro del universo. Valiente para enfrentarse al dolor, esperanzado por creer en la voluntad de vencer, y humilde para servir como el primero. Sr. Presidente, arrodíllese a nivel del individuo, y sólo desde allí, desde esa dimensión, podrá comprender que sólo a través del bien-ser alcanzará el bien-estar.

¡Gracias mamá! Tu ejemplo es mi discurso. Sr. Sanchez, deje sus discursos para sus socios de gobierno, que está claro que no recibieron el mensaje de sus padres.

#VolveráaReírLaPrimavera