Hace unos días, el Tribunal Supremo dictó sentencia condenando con hasta dos años y nueve meses de cárcel a los participantes en el «escrache» a Blanquerna en 2013.
Esta condena, a la mayoría de españoles les ha dejado indiferentes, a otros les ha parecido poco castigo pero, bueno, algo es algo, piensan, -de momento no los podemos fusilar pero vamos por el camino correcto-. A otros, a los que comprenden la magnitud de la injusticia y la miseria moral de los tribunales españoles, cuyos jueces obedecen como fieles esclavos al interés político de turno, esta sentencia nos duele y nos indigna como debería hacerlo a cualquier español de bien.
Era de esperar, no íbamos a ser tan ingenuos para creer que un aquelarre rojiprogre, como es ese Tribunal, iba a buscar la verdadera justicia para los valientes camaradas que entraron en el antro separatista aquel 2013. Siguen los dictados del odio hacia todo aquel que ose cuestionar el régimen antiespañol en el que vivimos. Al fin y al cabo, jueces y representantes políticos forman parte de ese régimen, les rechina todo aquello que lo cuestione, por tanto el haber entrado en la “embajada catalana en Madrid”, en plena celebración de un acto contra España, y haberles gritado en la cara “NO NOS ENGAÑAN, CATALUÑA ES ESPAÑA” es gravísimo.
Acabar con la Sagrada Unidad de España, matar en nombre de los separatismos criminales o lloriquear por unas urnas cuyo fin es deshacer nuestra Patria… nada de eso tiene importancia, es más, los separadores y separatistas, los asesinos y sus socios son jaleados, aplaudidos y ocupan los puñeteros escaños de otra puñetera guarida de indeseables como es el Congreso de los Diputados, esos escaños en los que medran y viven -viven muy bien-, toda clase de profesionales de la política bajuna e indigna.
Este régimen criminal, en todos los sentidos, no puede permitir que se ponga en duda su eficacia para castigar a quien se le enfrente: Quién lo hace lo paga. Los valientes camaradas lo van a pagar muy caro.
Aun así, nada es nuevo, los falangistas llevamos sufriendo el acoso de los regímenes liberales, progresistas, socialistas…y de toda la basura llamada “democracia” en la que todos los “demócratas” chapotean y disfrutan dejando España hecha una pocilga.
“Todo bulle como una gusanera. Como si no hubiera pasado nada. Los mismos hombres, las mismas palabras vacías, los mismos aspavientos. ¡Y todo tan chico! Contra la obra ingente de seis años –orden, paz, riqueza, trabajo, cultura, dignidad, alegría–, las fórmulas apolilladas de antaño, las menudas retóricas de antaño, las mismas sutilezas de leguleyo que ni el Derecho sabe”.-José Antonio-
Todo sigue igual que en épocas anteriores, monarquía cobarde, segunda república antiespañola, frente popular criminal, gobiernos socialistas, liberales, derechosos…exactamente igual que ahora. Y los falangistas siempre sufriendo las consecuencias de no aceptar la indignidad y la miseria de España.
ESPAÑA, con mayúsculas, esa España “evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio…” contra “españita”, con minúsculas, esa pobre “españita” en la que mandan los enemigos de ESPAÑA, en la que proliferan los miserables y en la que el “pueblo” actúa como narcotizado por vía venosa, esa a la que 14 hombres dignos y valientes se han enfrentado con esos miserables gritándoles en la cara de señoritos traidores “CATALUÑA ES ESPAÑA”. Eso es un delito muy grande en esta “españita” de enanos.
“Aquí están los murmuradores, los envenenados de achicoria y nicotina, los snobs, los cobardes, los diligentes en acercarse siempre al sol que calienta más, (algunos, ¡quién lo dijera!, aristócratas, descendientes de aquellos cuyos espinazos antes se quebraban que se torcían… )». –José Antonio-
La lucha debe continuar, “ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los reyes de taifas. A este término vamos caminando más o menos apresuradamente, y ciego será quien no lo vea».
“Ahora es la hora de los enanos. ¡Cómo se vengan del silencio a que los redujo! ¡Cómo se agitan, cómo babean, cómo se revuelcan impúdicamente en su venenoso regocijo! ¡Hay que tirarlo todo! Que no quede ni rastro de lo que él hizo! Y los más ridículos de todos los enanos –los pedantes– sonríen irónicamente”. -José Antonio-
Una vez más, en España es «la hora de los enanos”. La hora de los cobardes y de los enemigos de todo lo noble, lo bueno y lo grande de nuestra Patria. Para eso, para que no se pierda la perspectiva de lo GRANDE Y DIGNO lucha LA FALANGE. Y así, sin entender y sin pretenderlo este sistema, condenando a los “buenos” deja patente la “enanez” de tantas y las grandezas y valor de unos pocos, los falangistas. Como siempre.
Ciegos, sordos y medio muertos, la mayoría no merece más que deambular por “españita” pero ESPAÑA merece la lucha y en esa lucha siempre estuvo, está y estará LA FALANGE.
¡NO NOS ENGAÑAN: CATALUÑA ES ESPAÑA!