Si de algo estamos orgullosos los falangistas es de honrar a nuestros fundadores y camaradas que ya no están con nosotros, de combatir por conseguir una España mejor y más justa y de no abandonar a aquellos otros camaradas y compatriotas que por unas vicisitudes u otras se merecen el apoyo de todos los españoles, aunque, lamentable, ni la totalidad de los españoles, ni mucho menos el sistema que padecemos, no sólo no les ayude o reconozca su labor, sino que ni siquiera se acuerde de ellos.

Por eso, en estas fechas tan significativas para los católicos, e incluso para muchos que no lo son, no podíamos, que menos, que intentar llevar el cariño, el reconocimiento y la admiración que se merece, un compatriota nuestro que está demostrando que todavía hay motivos para estar orgullosos de llamarnos y sentirnos españoles. Estamos hablando de “Simón de Monfort”, ese compatriota nuestro que lleva un año combatiendo al DAESH en Irak, y que junto a sus compañeros de armas, algunos de ellos también españoles en este periodo de tiempo, están luchando contra la bestia islamista, allí, en su terreno para intentar evitar que tengamos que hacerlo nosotros en nuestras calles y ciudades.

Así que en estos días tan entrañables ha recibido la visita de Manuel Andrino, Jefe Nacional de La Falange, para que sintiera de cerca ese apoyo y esa admiración por su gesta, que aunque muchos le intentamos transmitir por medios tecnológicos, siempre es mucho más reconfortante el que se puedan ver y sentir en persona. Además, Manuel pudo llevarle, aparte de alguna bandera de España con historia entre sus pliegues, productos tan comunes y a los que les damos tan poca importancia aquí en España, como un poco de turrón y mazapán que allí saben a gloria y que en estas fechas navideñas acercan un poquito a la Patria a los españoles que se juegan allí la vida a diario contra un enemigo implacable, entre otras cosas, para que nosotros podamos seguir celebrando la Navidad y nuestras fiestas religiosas.

El trato recibido por Manuel Andrino, tanto por Simón como por todos los componentes y mandos de la unidad en la que se encuentra integrado en estos momentos, ha sido excelente, y la hospitalidad y facilidades para poder pasar unos días allí, son aún más de agradecer y dignas de elogio, si te tiene en cuenta que se encontraban en primera línea del frente con las posiciones del enemigo a simple vista, un enemigo, el DAESH, que además golpea, sobre todo con fuego de mortero esas posiciones a diario.

Manuel Andrino ha vuelto a España con la satisfacción del deber cumplido de transmitir a Simón y sus compañeros de armas el reconocimiento y el afecto de todos los falangistas y españoles de bien, que agradecen y valoran su labor a tantos kilómetros de distancia de una Patria por la que luchan a diario en una guerra que aunque parece lejana, es una guerra global, una guerra que se terminaría muy rápido, bastaría con que se dejara de ayudar a los terroristas por acción o por omisión por parte de naciones y estructuras de poder que mueven los hilos del mundo y, que por bastardos intereses económicos y de oligarquías financieras, han convertido en zona de guerra una gran parte del mundo en la que se están exterminando a los cristianos y otras minorías , con el beneplácito o el mirar para otro lado de aquellos gobiernos e instituciones internacionales que deberían defenderlos, y que han obligado a que voluntarios como Simón, de manera completamente altruista e incluso costeándose el viaje, equipo y buena parte de los gastos que allí tiene, este tipo de combatientes, a los que incluso se les ha denominado como los Cruzados del Siglo XXI, nos demuestran a diario que al terrorismo, sólo se le puede derrotar con la entrega, con la fe, y por qué no decirlo, con la armas en la mano y con muchas dosis de amor, porque el verdadero soldado, no lucha por odio a lo que tiene en frente, sino por amor a lo que tiene detrás.

Gracias Simón, por tu entrega, tu ejemplo, tu valor, tu patriotismo y tu fe, ojalá sirvan para propagar la luz de ese amanecer que tantos ansiamos y que ilumine tanta oscuridad y tanta tiniebla que padecemos en el mundo en general y en nuestra querida, tu querida, España en particular.