Nadie puede acusarme de «franquista», apenas tenía cinco años cuando Francisco Franco murió. Por tanto, no puedo ser un nostálgico de un régimen del que no tuve ocasión de vivir. No, tampoco mi familia era afecta al régimen, muy al contrario. Mi abuelo paterno exiliado en Francia y el materno, oficial de carrera, hizo la guerra como capitán en el bando republicano. El padre de mi abuelo, coronel en África tampoco se unió al alzamiento muriendo en prisión. Claro que mi abuelo pasó la guerra en el frente, combatiendo y resultando herido en varias ocasiones, no como los cobardes guardias de asalto o los comisarios políticos de las checas.

No hay razones de privilegio ni herencia ideológica para considerarme a mi o mi familia como «franquista», al contrario de tantos aprovechados del régimen, que cuando cambio éste, se apresuraron también a cambiar de chaqueta. Tantos franquistas tornados antifranquistas…

Ideológicamente, creo que de haber vivido en la época de Franco, yo hubiera sido antifranquista, pues considero que este traicionó a los tradicionalistas imponiendo un rey ilegítimo, y traicionó al falangismo entregando el gobierno de España al liberalismo conservador.

Pero en estos tiempos de enanos y traidores políticos, la figura de Franco se ensalza sola, no pudiendo ver desde la distancia más que los logros que consiguió: Mantener una España en paz, unida, y consiguiendo logros sociales inéditos hasta el momento. No es por tanto momento de ser antifranquista, pues ya hay demasiados miserables y traidores tratando de echar basura sobre la obra del Caudillo, echando de esa forma basura sobre lo que el defendió. Son pues los enemigos de España, de la catolicidad y de la justicia social los que ya se encargan de etiquetar y acusar de franquista a quienes contradicen su ingeniería social destructiva.

No hay más que hacer una comparativa de la situación en el régimen anterior con el actual, para objetivamente darse cuenta de las diferencias.

Frente a 6.000 personas en prisión en el año 1975 a las casi 100.000 del 2015. ¿Dónde está la represión de un régimen con casi veinte veces menos de personas en prisión?

Contra una conquista de derechos sociales y laborales, mes de vacaciones, contratos fijos de trabajo, vacaciones pagadas, pagas extras, jubilación a los 60/65 años, menos años cotizados para disfrutar de una jubilación, indemnizaciones por despido, defensa del trabajador como vulnerable ante el empresario, creación de la ONCE para protección de los ciegos, instauración de la Seguridad Social igual y solidaria en toda España sin distinción de regiones, subsidios, etc…contra todo esto y mucho más, tenemos una pérdida sistemática de derechos y garantías, dejando a los trabajadores desamparados ante el abuso del capital, y la competencia desleal de una inmigración masiva que sólo sirve para explotar más al trabajador, por el exceso de demanda laboral.

Todo esto sin hablar de la pérdida de soberanía del pueblo español en favor de la Europa de los mercaderes, de la entrega a intereses bastardos y extranjeros de las fuentes de riqueza de la nación, así como la desaparición de cajas de ahorro y montes de piedad al servicio de los necesitados por una banca usurera y privada. La privatización de empresas de interés público etc.

Y de una educación en valores, base de toda sociedad, a una pérdida total de moral y principios desde las escuelas y su profesorado degenerado, a las publicaciones de obras, cine, teatro, televisión… Llenas de perversión y degeneración, en lugar de constructivas, educativas y ejemplarizantes.

Es por todo ello que de bien joven tomé partido por el combate ideológico contra un mundo que no me gustaba, y vi en la figura de José Antonio Primo de Rivera el ideal  necesario a la España que más se acercaba a mis pensamientos políticos. Comencé mi militancia política a los 15 años pasando por el Frente de Acción Español, FE de las JONS, y toda una síngladura por partidos y movimientos políticos con las mismas ideas pero diferentes estrategias y planteamientos de lucha.

El nacional sindicalismo es la ideología más acorde al espíritu español, y que defiende los pilares fundamentales para una sociedad, que aspira a elevar a sus ciudadanos a su meta transcendental. Y no, como el actual régimen liberal, a su ruina moral e incluso material.

Dios, Patria y Justicia Social… Los mismos valores que podría defender el sistema monárquico Tradicional, pero que careciendo de un monarca que abandere esos valores, queda huérfano y por tanto no puede haber monarquía justa sin rey justo.

La revolución que pregonara José Antonio, quedó sin plasmarse . El Caudillo sorteó como mejor pudo los aires convulsos de los tiempos, que tras la tormenta que quedó tras la derrota de las alternativas al materialismo capitalista o marxista del mundo, dejó una España a la deriva y sin rumbo.

Esa revolución pendiente queda, como otras ideologías europeas, derrotadas militarmente, pero no ideológicamente, como fuente de inspiración y alternativa actual. Una revolución joven frente a un mundo viejo y en ruinas. Una revolución como única alternativa a la decadencia del Occidente modernista materialista, una «re-vuelta» al verdadero y único sentido que tiene la vida del ser humano, que es su sentido espiritual y trascendente, acorde a una sociedad que guíe y facilite esa trascendencia y no la contradiga y aboque al abismo.

No está todo perdido, tenemos el manual claro y preciso, sólo hemos de aprenderlo y ponerlo en práctica. Dejar de quejarnos como plañideras y combatir como hombres. Esa es la principal victoria de nuestros enemigos, haber castrado una sociedad de hombres. El aletargamiento de una sociedad mediante la manipulación mediática, las drogas, la pornografía, el fútbol, la represión…

Despertad camaradas y despertad a esta sociedad dormida, otrora cuna de héroes y guerreros. No os dejéis intimidar por las etiquetas ni las descalificaciones gratuitas. Pareciera que las cosas que debieran avergonzar a uno, la desviación sexual, el asesinato de los propios hijos, la traición a la Patria, la infidelidad…se han tornado causa de «orgullo». Y las virtudes como el patriotismo, el idealismo, la lealtad, la camaradería..causa de escarnio y «vergüenza».

Hay que dar la vuelta al desorden establecido, e instaurar de nuevo el Orden, la escala de valores inversa a la actual. Y eso no se hace cibernauticamente ni desde casa. Se hace ganando la calle al precio que sea. Combatiendo sin cuartel a nuestros enemigos que no son otros que los enemigos de Dios, de España y de la Justicia Social. Y sí caemos en el intento, tendremos el honor de haber hecho lo que debíamos. Tantos caídos que sembraron los campos y ciudades de Europa por un mundo mejor, para que ahora nos creamos mejores que ellos y consideremos como principal objetivo, mantener nuestra integridad física y patrimonial intacta. No nos faltan razones ni causas por las que luchar, nos falta el coraje de emprender esas luchas, que como Don Quijote, aún en un mundo que no le interesa comprendernos, mantuvo su fidelidad de caballero a lo que considero justo y noble.

Gracias camaradas del Sindicato TNS y de La Falange, por vuestra lucha que es la mía. Espero pronto el reencuentro y habiendo acabado con los enemigos de la humanidad que representa el Daesh, pueda retomar con vosotros el combate por la revolución pendiente contra los enemigos de España, que hoy usurpan el poder.

¡¡Arriba España!! ¡¡Viva Cristo Rey!!

Simón de Monfort

(Desde el frente de batalla, en la lucha contra el DAESH)

 

Aquí tienes su página de Facebook desde la que narra su gesta

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