En la traidora constitución del 78, faltan artículos que aun no habiendo sido reflejados por escrito se han cumplido al pie de la letra y sin tregua: los ciudadanos -en este caso españoles- serán inmunizados con dosis de «venenos» en un principio inapreciables pero de administración lenta y constante, que les hagan inmunes a todas las traiciones, cobardías, engaños y manipulaciones que los sucesivos gobiernos de la democracia, mediante los medios de inoculación – medios de difusión- perpetrarán. Gracias a esta globalizadora vacuna no reaccionaran ante las fechorías que en nombre de la siempre repetida democracia se realizarán».

Y es que no es nada nuevo, hace ya muchos años que los españoles, la mayoría, fue «infectada» por virus de todas clases. Dejando aparte los que causan enfermedades del cuerpo, el ser humano en general y el español en particular ha sufrido las consecuencias de otro tipos de «virus», los que atacan los fundamentos que hacen de la persona un ser de elevados ideales y de grandes convicciones. Son los de la cobardía, la traición, la falta de ideales, el desprecio a nuestras tradiciones y a nuestra Patria. Los patógenos que nos convierten en enanos morales.

Así, entre todos y en gran parte «gracias» a una sucesión de personajes llamados políticos hemos llegado a la situación actual.

¿Cuánto tiempo hace que dejó de importarnos la dignidad en la vida y en la muerte? ¿Cuánto hace que dejo de preocuparnos la Sagrada Unidad de nuestra Patria?. ¿Cuánto tiempo hace que dejó de molestarnos que el estado promueva y financie el asesinato del aborto?. Y así sucesivamente hasta constituirnos en una miserable masa de individuos ocupando un territorio llamado España.

Y más recientemente ¿Qué hicimos cuando este gobierno asqueroso profanó la tumba de Francisco Franco?. No se respeta a los muertos ¿porqué se iba a respetar a los vivos?.

El llamado pueblo español, salvo excepciones escasas, ha permitido toda clase de canalladas, desde aplaudir a un jefe de estado (sucesor de Franco a título de rey) que ha traicionado, robado, engañado y permitido absolutamente todo en nombre de la «democracia», hasta consentir gobiernos formados por separatistas, asesinos y toda clase de gentuza.

Para desarmarnos y «desalmarnos», nos inocularon toda esa basura en pequeñas y calculadas dosis, y así ir acostumbrándonos a cualquier clase de fechoría que, en nombre de la maldita democracia, la «élite» politica se le haya ocurrido perpetrar.

Pequeñas dosis de estupidez para no escandalizarnos con toda clase de traiciones, engaños y cobardías.

Dosis de anti patriotismo para permitir sin inmutarnos la destrucción de España.

Dosis de cobardía para corear y aguantar el desmantelamiento de nuestros antes gloriosos ejércitos y no mover un dedo ante ello.

Dosis de miedo para no temblar ni reaccionar ante una invasión migratoria de consecuencias terribles a todos los niveles.

Dosis de marxismo, liberalismo, progresía, capitalismo… para aceptar cualquier cosa que social, económica o políticamente nos han impuesto.

Todo ha sido bien recibido, casi sin dolor hemos llegado a un estado de enfermedad por la que estamos al borde de la aniquilación. Eso sí, todo adornado por espectáculos de palabrería vacía, incluso con payasos uniformados y cargados de medallas. Muchos ruidos y colores.

Ahora, la amenaza es un bicho desconocido proveniente de no se sabe donde y, muertos de miedo y más obedientes que nunca, hemos pasado a anhelar nuestra forma de vida estúpida, sin ideales, hedonista, consumista. Nos afecta en profundidad únicamente si nos toca de cerca la tragedia de la muerte adocenada.

Y los que están al mando de este circo de muerte nos dicen que somos héroes por encerrarnos en casa, por creer como idiotas las mentiras que nos cuentan los medios y claro, por aplaudir cada día a las 8.

Nos ha importado una mierda la destrucción de nuestra Patria, los ataques a nuestras tradiciones, a nuestra Religión, la legalización del asesinato más cobarde,-el aborto-, el blanqueamiento de instituciones formadas por asesinos… para aguantar toda esta porquería hemos sido inmunizados, pero no para el famoso corona-virus, ese nos está matando físicamente, porque moralmente ya hace tiempo que agonizamos.

«Estamos cansados de ver pueblos que se llaman democracias estar tiranizados por grupos capitalistas sin escrúpulos o por fuerzas ocultas, cuyas cadenas no pueden romper o viven estólidamente esclavizados, con el flaco favor de creerse o llamarse democracias. Un Estado Nacional ha de poner sus frutos, sus azares, a la activa participación del pueblo.“ — Ramiro Ledesma Ramos.

Elena Pérez

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