La irrupción de plataformas digitales como UBER y CABIFY que utilizan las licencias VTC (Vehículo de Transporte con Conductor) ha propiciado una guerra sin cuartel entre el sector del Taxi y estas plataformas, que tienen sus empresas matrices radicadas en el extranjero. UBER en Holanda y CABIFY en el Estado de Delaware, un paraíso fiscal en los Estados Unidos.
La controversia con estas empresas empezó por la manera que tienen de tributar en España. Algunos de los representantes de estas empresas afirman que por ejemplo CABIFY tributa a través de su filial en España los beneficios, sin embargo los beneficios primero se trasladan a Delaware para luego devolverlos a España facturándolos a través de la filial de forma que no quedan realmente claros, sin especificar si son beneficios de uno u otra clase de la matriz en Delaware, pudiendo dejar a CABIFY manejar a su antojo las cuentas, gracias a la Ley de Impuesto sobre Sociedades. En el caso de UBER es más claro ya que todo el beneficio se concentra en su matriz de Holanda repartiendo los beneficios a conductores dejando que ellos sí tributen por estos beneficios y no UBER. Un método más escandaloso si cabe. Sin embargo a día de hoy UBER no está al parecer en los planes de Hacienda para una futura inspección, en la que la política está jugando un papel de dudosa transparencia. Ya sabemos de anteriores ocasiones que las liberalizaciones en la economía han dejado en las cuentas de los partidos políticos suculentas sumas y no creemos que en este caso sea diferente.
Los principales propietarios de estas licencias VTC son mayoritariamente empresarios de la banca y relacionados con las nuevas tecnologías. Entre ellos están grupos como el de Moove Cars, donde empresarios como Jaime Castellanos, presidente en España del banco de inversión Lazardy ahora presidente de este grupo y José María Riberas, CEO de Gonvarri y actual consejero de la firma, son los que más licencias acaparan de todo el mercado con unas 5000 licencias. El otro grupo mayoritario a destacar es Auro New Transport Concept en el que ex miembros fundadores de la conocida red social española Tuenti como Félix Ruiz y Zaryn Dentzel, ambos consejeros, acaparan unas 2500 licencias. Pero el caso más controvertido y polémico de todos es el de José Antonio Parrondo y no por su gran número de licencias, sino por haber sido presidente de la Asociación Gremial del taxi de Madrid entre 2007 y 2009, siendo acusado de usurero y traidor por sus excompañeros. La particularidad de Parrondo es que además las licencias las obtuvo a precio de salida o sea, a unos 32 euros para luego revenderlas a 50 mil o 60 mil euros. Todos ellos claros ejemplos de una especulación masiva en el sector en busca de un beneficio personal que busca monopolizar el transporte privado. Ello conlleva como ya se está comprobando, a ofrecer a los trabajadores de estas empresas que operan con Uber y Cabify contratos paupérrimos a los que no les queda más remedio que agarrarse por la inestabilidad laboral.
Esta es la llamada “Economía Colaborativa” que ahora parece estar tan de moda, la que nos quieren traer estos nuevos liberales de la mano fundamentalmente del eje PP-Ciudadanos-Vox, pretendiendo que empresas con matrices extranjeras vengan a enriquecerse pasando por encima de convenios, leyes y tributos establecidos con el único propósito de enriquecerse a costa de la situación desesperada de muchos trabajadores españoles y sobre todo extranjeros.
Por otro lado el Taxi, que ha sido dejado de la mano de Dios, permitió por culpa de ayuntamientos y gobiernos de comunidades autónomas en su momento, que flotas y otras empresas adquirieran licencias de Taxi especulando en la reventa con ellas cuando habían sido casi “regaladas” hace más de 40 años en su mayoría por los ayuntamientos. Ahora el desgraciado taxista que vive esta pesadilla se encuentra pagando licencias en el mejor de los casos a 120 mil Euros o 150 mil y otros tributos contra las licencias VTC que no cuestan ni la mitad que las suyas, sin apenas reglamentación y con unas condiciones en las que el Taxi se ve claramente perjudicado.
En definitiva, no es de recibo que empresas que juegan con sus beneficios en el extranjero y que se aprovechan de la falta de regulación en un sector como es el de las licencias VTC, vengan con todo el apoyo de las diferentes administraciones a reventar el del Taxi que siempre se ha caracterizado por dar un buen servicio al pueblo y que permite sostener muchas familias sacándolas de la precariedad. El ánimo especulativo, la falta de una competitividad leal y de una verdadera responsabilidad en los políticos, hace que un servicio público y rentable para la mayoría, esté a punto de desaparecer.
Sí al Taxi.