La Guerra Civil española de 1936-1939 repercutió en el Asia Oriental, enfrentando también a los españoles partidarios del gobierno republicano y a los del bando nacional. Estos últimos progresivamente llegaron a ser mayoritarios, tanto por las noticias que indicaban el avance de las tropas franquistas como por la propia composición de esta colonia, donde en su gran mayoría eran empleados de rango medio o misioneros, además de un porcentaje significativo de la élite económica y social de Filipinas.

También, como consecuencia de la Guerra Civil, se fundaron agrupaciones del servicio exterior de Falange Española de las JONS, llamada normalmente la Falange Exterior, que perduraron hasta el final de la Guerra del Pacífico, a través de cuya historia se puede estudiar la presencia hispana en estos años en la región. Especialmente en el caso de Filipinas, se puede trazar también el declive definitivo de «lo hispano», entendiéndose por esto tanto los lazos que unieron al archipiélago con España después de 1898, [86] como por la huella social y cultural que había penetrado durante los más de trescientos años de dominación desde México o desde Madrid, en un proceso con ciertos rasgos semejantes a los de las repúblicas iberoamericanas tras su independencia en el siglo XIX, o al de Cuba después de 1898.

Las actividades de Falange se centraron desde un principio en el envío de ayuda, en sus diversas formas, al campo nacional. Ignorando las edictos de neutralidad promulgados en diversos países, se enviaron fondos de dinero, además de ropas, tabaco y otros productos. Falange también sirvió para movilizar la colonia española adicta a los nacionales, celebrando sus victorias militares o las efemérides importantes y además creó algunas organizaciones paralelas, como una Sección Femenina, para agrupar a las mujeres, otra juvenil, otra infantil y el llamado Auxilio Social, dedicado a ayudar caritativamente a aquellos españoles que no tenían casa o comida.

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Hubo ramas de Falange en Japón, China y las Filipinas. La primera tuvo solamente dos miembros, en China sobrepasaron el medio centenar y en el último territorio hubo unos 800 miembros en los momentos de mayor afiliación que bajaron a los dos centenares durante la ocupación japonesa.

Florentino Rodao, PH. D. 

Universidad de Tokio.

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