Lo sucedido en distintos puntos de la geografía española durante esta pasada Semana Santa, cuando distintas procesiones fueron atacadas por sujetos pertenecientes a la extrema izquierda, supone un paso más allá en la estrategia de persecución que sufrimos los católicos a manos de toda esta basura «progre» que no dudamos tienen en la cabeza lo que hicieron sus «abuelos» cuando se dedicaron a dar el «paseo» a miles de curas, monjas o creyentes, y a quemar conventos, iglesias y todo tipo de cuadros, imágenes o esculturas que representaran la religión que hizo grande a España y la convirtió en una de los grandes imperios de la historia universal.

Y para llegar a esta situación han contado con la colaboración cobarde y «desinteresada» del llamado «arco parlamentario» que durante cuarenta años lleva promoviendo leyes, iniciativas y todo tipo de «basura democrática» contra los católicos, al mismo tiempo que mira hacia otro lado o fomenta la islamización criminal que nos revienta a bombazos los trenes o atropella de forma indiscriminada a nuestros ciudadanos para sembrar el pánico y el terror.

Nos viene a la cabeza una situación parecida que sufrimos los falangistas en la ciudad de Ávila hace ya unos años, cuando un grupo de «antifascistas» pretendía reventar un acto nuestro y de paso, mientras nos esperaban y coincidiendo con el Corpus Christi, intentaron boicotear la procesión -muy querida y sentida en Ávila-, con la mala suerte para ellos de que llegamos antes de lo previsto y ante la falta de ningún tipo de reacción policial y el peligro que suponía para las numerosas personas allí congregadas, la Primera Línea de La Falange tuvo que «despejar» a aquella «chusma» a base de mamporros, para que la «fiesta» continuara como se merecía y por supuesto, el acto falangista se celebró sin ningún problema, ante la huída cobarde de estas ratas «peludas».

Si este «ejemplo» cundiera en esos otros lugares donde han pretendido boicotear el sentimiento de miles de católicos, otro «gallo nos cantaría».