Adelson y el PP están en campaña.
Aparecen en algunos de los periódicos que apoyan al PP, sin que aparezca el aviso de PUBLIREPORTAJE, subliminalmente, páginas dedicadas a cantar las «excelencias» del complejo de casinos denominado Eurovegas.
Tienen como finalidad que sus lectores, por sus valores son contrarios a la ludopatía, las prostitución, el consumo de estupefacientes, la aparición de mafias, espectáculos pornográficos, blanqueo de dinero, la delincuencia que atrae, etc… ,vayan acostumbrándose, den por hecho y acepten, la instalación de Eurovegas en Madrid.
Una instalación que beneficiará a la casta política del partido abortista de derechas, y que se realizará sólo comprometiendo a las administraciones públicas a gastar dinero de los impuestos en infraestructuras que beneficien el negocio privado, cambiando las leyes al dictado de los dirigentes de los casinos, etc.
Los daños económicos, de orden público, morales, laborales, etc… que traerá son muy superiores a los posibles beneficios (excepto, repetimos, para la casta política y especuladora).
Sin embargo no dan voz, por ejemplo, al obispo del lugar, Joaquín María López de Andújar, “Es una fachada muy atractiva, que promete muchos puestos de trabajo, pero cuando entras ves la podredumbre. Esta propuesta llega ahora, en plena crisis, con todo este paro, como un señuelo. (…) En España las leyes son restrictivas con el juego, pero tengo la sospecha de que Eurovegas pedirá una legislación permisiva: acabar con las limitaciones para menores o para ludópatas, por ejemplo. Me temo que se abrirá la mano y el juego será entonces mucho más peligroso. Cuando corre el dinero sin control enseguida se activa la prostitución, el blanqueo de dinero, los espectáculos porno, etc… y todo eso daña el bien social y familiar». Y después de dicha elección: existe el riesgo de que en Eurovegas confluyan “actividades nada deseables como la prostitución, el blanqueo de dinero o el consumo de drogas”.
Como indica Martínez Lorca, «López de Andújar Como hombre de su tiempo bien informado y como hombre de iglesia sensible a la toma de posición de sus colegas de ultramar con conocimiento directo del tema, monseñor López Andujar ha tenido en cuenta la denuncia por parte de los obispos de EEUU, Canadá y Argentina de los daños sociales de estos grandes negocios del juego. Para esos obispos americanos, aumentan la pobreza, el crimen organizado, la corrupción y la adicción. Hasta el episcopado de Florida, con experiencia sobrada acerca de este tipo de negocios, ya advirtió en 1986 de que “el juego siempre va acompañado del crimen organizado como se demuestra en todo el país”.
«El obispo, que no parece un ingenuo, es consciente de los intereses creados que se mueven alrededor del gran centro de juego en proyecto y que explican el apoyo de los medios conservadores y de los políticos en el poder. Previendo esa reacción conjunta, ha comentado con dignidad no exenta de valor: “Yo no tengo miedo a la soledad, porque lo que importa es la verdad, aunque a veces sea molesta y desenmascare cosas ocultas”.»
Al actual presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, le ha faltado tiempo para responder, airado, al obispo López Andújar: “Le pediría que rectificase o, de lo contrario, que si tiene alguna prueba, que vaya a los tribunales. Y si no, que se centre en su función [puramente eclesiástica]”. En abierta contradicción con el catolicismo del que alardea ser abanderado político el PP, González desprecia las razones de moral social señaladas por el obispo e incluso las de moral familiar e individual tan del gusto de la derecha española. La alternativa que le deja a monseñor es clara: o cambia de opinión, o denuncia ante los tribunales (antes de que haya hechos, pues hablamos todavía de un proyecto) o que se calle recluyéndose en la iglesia. Esta intimidación, habitual no sólo en los ambientes de El Padrino sino en este capitalismo rampante del que los casinos son su metáfora, descubre la bajeza moral de unos políticos que hablan con frecuencia de bien común mientras sirven a diario los intereses privados de especuladores y banqueros. ¡Buen ejemplo de cómo entienden estos meapilas la religión y el papel de sus obispos!»