Este fin de semana, la sección oriental de La Falange de Cantabria desplegó en una iglesia del municipio de Voto una pancarta con el lema «Otra vez, queman iglesias. Otra vez, salvaremos la fe», en respuesta a los últimos ataques sufridos por personas católicas de manos de los de siempre, que odian hasta lo enfermizo todo lo que tenga que ver con Dios o con España. Todos hemos podido ver cómo intentan, de nuevo, quemar iglesias -como la capilla de la Universidad Autónoma de Madrid-, o tirar bengalas durante una misa -como ha sucedido recientemente en Bilbao-, o poner bombas -como hicieron los terroristas anarquistas en Zaragoza-. O como las constantes campañas, sesgadas y mentirosas, de la izquierda en general contra los católicos.
No han cambiado nada. Ochenta años después, siguen odiando la fe cristiana porque representa la esencia del destino histórico de España.
Para que se vayan preparando, han de saber que nosotros tampoco hemos cambiado. Ochenta años después, seguimos amando a España y a la cultura católica. Porque son las dos caras de una moneda. Y seguimos defendiendo la fe cristiana. Porque es la verdad. Y porque a nosotros poco nos importan las modas.
Estamos y estaremos siempre con Dios y con España.
Valga la redundancia.