Muchos analistas de economía persisten en decirnos que lo peor de la crisis ha pasado. Si nos atenemos a los términos macroeconómicos es posible que tengan razón. El paro ha bajado, el PIB se ha estabilizado, las exportaciones han mejorado y el ratio de confianza para comprar más deuda permite que los intereses sean mucho más bajos que antes. Sin embargo, cuando toca bajar a la calle vemos que los españoles de a pie han visto reducir su poder adquisitivo con salarios y empleos cada vez más precarios. Los pensionistas se ahogan con su cada vez más paupérrima situación. El paro juvenil es escandaloso y las perspectivas para ellos no son nada halagüeñas. Los impuestos como el de los carburantes nos dicen que van a subir, etc. etc. Esta es la cruda realidad y no la que nos quieren vender políticos y prensa.

Probablemente lo que estamos viviendo ahora es una transición hacia una especie de “Estado de Precariedad” indefinido para las personas de este país que perdurará mucho tiempo. Los trabajos remunerados, de calidad, con horarios que permitan la conciliación familiar, etc, en España probablemente hayan pasado a mejor vida.

Es el final de un largo periodo que veíamos venir y que avisábamos con la tan ansiada entrada en la Unión Europea. A grandes rasgos, empezó con una reconversión industrial que fracasó, siguió con una revolución digital que por especulación y falta de visión no terminó de instaurarse, las industrias de innovación y renovables se hundieron. A esto le añadimos el marcado carácter corrupto de las instituciones y tenemos lo que nos encontramos ahora. Un país que mide su índice de paro supeditado a la hostelería y la estacionalidad. Los políticos además se regodean con tan “buenos” números. Con esta perspectiva es normal que nuestros mejores jóvenes huyan de esta situación. Hoy por hoy, España no es un país donde desarrollar un proyecto personal o laboral importante.

Ésta es probablemente la mayor consecuencia que vamos a tener de la crisis y de la que más nos va a costar salir, si es que salimos. Por eso las personas de este país no tienen la percepción de que hayamos salido de la crisis, sino todo lo contrario. Eso sí, no paran de decirnos que estamos creciendo por encima de la media europea (los últimos datos por cierto no son tan favorables). Nosotros debemos preguntarles ¿a costa de qué? Si esta es la Europa y el Sistema que nos quieren vender, nosotros nos bajamos del carro sin dudarlo. Sin hacer otras valoraciones en términos de recuperación de soberanía o la injerencia judicial de otros países, podemos valorar la entrada de la Unión Europea como nefasta para los españoles y sus trabajadores. Exigimos un verdadero plan para reindustrializar nuestra economía y así reivindicar la pervivencia de una Clase Media que está desapareciendo a un ritmo vertiginoso.

Sin lugar a dudas, los falangistas creemos que otra Europa es posible. En las próximas elecciones europeas habrá un nuevo proyecto diferente a todos los demás y el próximo 29 de de Septiembre será la presentación oficial del mismo. En breve habrá más información del acto.