Jesús Muñoz es Jefe de prensa del Sindicato TNS y de la Coalición ADÑ y desde que se dictó la famosa sentencia del Tribunal Supremo, portavoz de los procesados por el caso Blanquerna.
No solo nos va a contar toda la actualidad del “Caso Blanquerna” sino como acontecieron los hechos desde el principio, pues hay mucha gente que no lo conoce con precisión.
Por si alguien no lo conoce, háblenos del “Caso Blanquerna”, hechos y sentencia…
Se conoce como “Caso Blanquerna” todo lo relacionado con lo ocurrido en el centro cultural Blanquerna de Madrid el 11 septiembre 2013, incluido un proceso penal que aún no ha terminado y del que estos días se está hablando otra vez por una sentencia del Tribunal Constitucional al respecto. Aquel 11 de septiembre, coincidiendo con esa manipulación histórica y mediática en la que se ha convertido la Diada de Cataluña, se iba a celebrar un aquelarre separatista, uno más, en la librería Blanquerna de Madrid, lo que los separatistas denominan su Embajada de Cataluña en España. Al inicio de la celebración del acto separatista, un puñado de patriotas españoles, hartos de la deriva separatista que estaba llevando a España a un proceso de fragmentación más que inminente, hicieron acto de presencia en el local que acogía la reunión secesionista gritando consignas como “No nos engañan, Cataluña es España”, “Catalanidad es Hispanidad” y “Es un orgullo ser español”, y tal y como llegaron a Blanquerna se marcharon produciéndose lo que ahora se denomina un escrache, que inmediatamente fue retransmitido y magnificado hasta el paroxismo por todos los medios de comunicación de España e incluso algunos internacionales.
Esta protesta patriótica, que por cierto fue bien acogida por muchísimos españoles que ya estaban hartos de la complicidad de todo un sistema con aquellos que quieren romper la nación española (quizá fue esa buena acogida lo que más asustó al régimen), supuso la detención prácticamente inmediata, unas horas después, de los participantes en aquella protesta, e incluso algunas personas más que, o bien no estuvieron allí nunca, o bien luego resultaron absueltos en el juicio posterior, así como la publicación de sus nombres, caras, lugares de trabajo, datos personales y familiares, etc., durante mucho tiempo, la famosa “pena de telediario” que aún no ha terminado acompañada de calumnias, deformaciones de los hechos ocurridos y acusaciones peregrinas de periodistas, políticos y tertulianos sin ningún fundamento.
En enero de 2016 se celebra el juicio sobre estos incidentes en la Audiencia Provincial de Madrid, otra vez las identidades de los patriotas y las mentiras sobre ellos se extendieron por todos los medios de comunicación, y en febrero de ese mismo año se dicta sentencia sobre el llamado “Caso Blanquerna”. En ella se absuelve a uno de los procesados y la pena impuesta a los otros 14 patriotas juzgados a los que se les considera culpables de delitos de desórdenes públicos y daños (que se pagaron todos inmediatamente), es de 6 meses de cárcel para todos, salvo alguna excepción de algún mes más, y unas multas elevadas. Con esa condena, los procesados no tenían que ingresar en prisión ya que la Sala redujo considerablemente las penas que solicitaba la Fiscalía (es decir, el gobierno, entonces del PP) para los procesados, de entre dos y cinco años y medio de cárcel. Y recordemos que la Generalitat pedía hasta 17 años de prisión para los patriotas.
Para cualquier español normal era evidente que el delito se estaba cometiendo dentro de Blanquerna, con esa celebración separatista, y es más que evidente que los hechos de los años posteriores culminados con el golpe separatista de 2017 nos han dado la razón a todos los que advertíamos que esa tolerancia absoluta con los enemigos de España llevaría a un proceso de secesionismo en pocos años, pero tal y como se celebró el juicio, la situación de la política sectaria de nuestra nación, y la administración de justicia en España, la sentencia no podía considerarse del todo mala para los 14 patriotas procesados.
Dentro de lo malo era razonable, aunque lo peor vino cuando les aumentaron por 8 las penas…
Así es, esta sentencia fue recurrida ante el Tribunal Supremo por la fiscalía (el gobierno central con otra camiseta, entonces del PP) y la Generalidad de Cataluña. Es evidente que todos los recursos cuestan esfuerzo, tiempo y dinero, pero como los promotores de estos recursos disparan con pólvora del rey (vamos, que los pagamos todos) pues se elevó el recurso ante el Supremo y en enero de 2017, justo en medio de la vorágine del órdago separatista catalán, que tuvo su culmen en octubre de ese año, se da a conocer la sentencia del Tribunal Supremo, que no sólo aumentaba las penas de la Audiencia Provincial de Madrid, sino que ¡multiplicaba por 8 las ya excesivas penas impuestas un año antes!
Un atropello a todas luces…
Efectivamente esta sentencia del Supremo fue un atropello sin precedentes, se mire por donde se mire, por el incremento de las penas, por los delitos añadidos que no se habían juzgado en el proceso inicial, por las comparativas con sentencias de hechos similares, comparativas con otros delitos gravísimos con penas similares, comparativas con otros recursos interpuestos ante el tribunal Supremo, por aplicar el agravante de la “discriminación ideológica” que a partir de ese momento podría servir y crear jurisprudencia para cualquier otro proceso o denuncia donde los acusados procesados sean de cierta ideología, la patriota, ya que a los de ideología contraria no se les aplica…
En definitiva, una sentencia no sólo injusta, sino claramente política, partidista y de amenaza clara y expresa al patriotismo de que mientras a los enemigos de España se les toleraba todo lo que hicieran (y se les sigue tolerando), a los patriotas no se les iba a permitir ningún gesto en la defensa de la unidad nacional que pudiera alborotar el gallinero contra los objetivos de destrucción de España que se ciernen contra nuestra nación.
Por cierto, me gustaría recordar un dato que pocos conocen y prácticamente todos los medios de comunicación han silenciado: el presidente de la sala que condenaba a 4 años de prisión a los 14 patriotas de Blanquerna, el juez Julián Sánchez Melgar, fue nombrado, o premiado más bien, Fiscal General del Estado ese mismo año 2017, en el mes de diciembre, por el Partido Popular.
A partir de la promulgación de esa sentencia, por supuesto otra vez se volvía a castigar con la pena de telediario a los procesados, los patriotas iniciamos una campaña extenuante para dar a conocer lo injusto de la situación en todos los ámbitos. En la calle con protestas y manifestaciones, en conferencias, mesas informativas, recogidas de firmas, con presencia en medios de comunicación, por internet y redes sociales… que llegó a muchísimos españoles y que abrió muchos ojos y oídos y que despertó muchas conciencias sobre lo injusto de la sentencia y lo que podía suponer.
Simultáneamente, los servicios jurídicos de los acusados, haciendo un magnífico trabajo prácticamente contra reloj, presentaron recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, recurso que fue admitido in extremis por este tribunal en noviembre de 2017 y evitó la entrada en prisión inminente de los 14 de Blanquerna en esos días. De hecho, algunos medios de comunicación, aparte de, otra vez, aportar datos de los procesados a todas horas, llegaron a publicar que se había producido su ingreso en la cárcel. Así se informa en España.
Y finalmente, tras recurrir, el Tribunal Constitucional les ha dado la razón mucho tiempo después.
En parte sí, este mismo mes de enero, justo tres años después de la sentencia del Supremo y más de dos años después del recurso ante el Tribunal Constitucional, este alto tribunal ha dictado una sentencia que, claramente, enmienda la plana al Tribunal Supremo y que puede ser mucho más benévola para los patriotas procesados que la de 4 años de cárcel, pero que tampoco se puede considerar justa.
Mi interpretación y resumiendo mucho el contenido de la sentencia, es que esta decisión del tribunal constitucional tiene luces y sombras. Eso sí, lo que es evidente es que como sería de injusta la sentencia del Supremo, que un tribunal de marcado carácter político como el Constitucional y nada afín a la ideología de los procesados ha decretado que se habían vulnerado los derechos de los patriotas de Blanquerna por medio de otro tribunal político como es el Supremo.
Decía que esta sentencia tiene luces y sombras.
Las luces son, ateniéndonos al literal de la sentencia, que “El Pleno del TC ha estimado por unanimidad el recurso de amparo presentado por los asaltantes del Centro Cultural Blanquerna de Madrid al considerar que la Sala Penal del Tribunal Supremo ha lesionado su derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.” Y que más adelante comenta, por un lado: “Declarar que se han vulnerado los derechos a un proceso con todas las garantías y a la presunción de inocencia (art. 24.2 CE) de todos los demandantes en el extremo relativo a la aplicación de la agravante de haber cometido el delito por discriminación ideológica (art. 22.4 CP), y de los demandantes en el extremo relativo a la aplicación del subtipo agravado del delito de daños por recaer en bienes de uso público (art. 263.2.4ª CP)”. Y por otro lado deja claro lo siguiente: “Restablecerlos en su derecho y, a tal fin, declarar la nulidad del auto de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo de 4 de mayo de 2017 y de las Sentencias núm 983-2016, de 11 de enero de 2017 -aclaradas por auto de 7 de febrero de 2017, pronunciadas en el recurso de casación núm. 722-2016 en los extremos y con el alcance subjetivo señalados en el apartado anterior.” Para terminar diciendo: “Retrotraer las actuaciones al momento anterior al de la sentencia anulada, para que el órgano judicial pronuncie nueva resolución que sea respetuosa con el derecho fundamental reconocido”
O lo que es lo mismo y en román paladino, el Tribunal Constitucional declara que es INJUSTA la sentencia del Tribunal Supremo en la que se condenaba más o menos a 4 años de cárcel a los 14 patriotas de Blanquerna y ha eliminado lo que era flagrantemente injusto, es decir los agravantes de haber cometido el delito por discriminación ideológica y la aplicación del subtipo agravado del delito de daños por recaer en bienes de uso público. ¿Cuál es la consecuencia positiva a extraer de esta decisión del Tribunal Constitucional?, pues que la nueva sentencia que debe dictar el Supremo jamás podrá ser de 4 años de cárcel como la anterior.
Pero decía que también hay sombras y es que el Tribunal Constitucional ha mantenido el concurso ideal de delitos, es decir, deja los hechos en un delito de desórdenes públicos (el que suponía los 6 meses de cárcel de la sentencia inicial) en concurso ideal con un delito de impedimento del derecho de reunión. Y la posible acumulación de penas por estos dos delitos, si el Tribunal Supremo continúa con su objetivo político y sectario de que los patriotas de Blanquerna ingresen en prisión, podría llegar a ser superior a 2 años y por lo tanto los procesados irían a la cárcel.
Esto no quiere decir que se vaya a repetir el juicio…
No, eso ha sido una mala interpretación (vaya usted a saber si fruto del desconocimiento o con otras intenciones) de la prensa en el momento en que se hizo público un adelanto de la sentencia cuando, como suele ocurrir, aún no se les había comunicado a los equipos jurídicos de los procesados. Después de esta “filtración” inicial, tras la nota de prensa del Tribunal Constitucional y tras la publicación definitiva de la sentencia días después, queda claro que no se repite el juicio, pero lo que sí recoge la decisión del Constitucional es que el Tribunal Supremo debe emitir una nueva sentencia, para la que no hay fecha prevista, eso sí, teniendo en cuenta las limitaciones que le ha impuesto el Tribunal Constitucional.
¿Qué puede pasar ahora?
Pues hay que estar preparado para lo peor porque como decía Quevedo, “allí donde no hay justicia es un peligro tener razón”, y como es más que evidente la falta de Justicia en España y quien tiene aquí la razón de su lado, no hace falta ser muy mal pensado para augurar que la nueva sentencia puede volver a ser muy dura con los patriotas.
En el mejor de los casos, algo prácticamente imposible en la España actual y con el precedente de la sentencia del Tribunal Supremo de hace 2 años, la nueva sentencia se quedaría igual que la de la Audiencia Provincial de Madrid (la de 6 meses de prisión) que, dentro de lo injusto que ha sido este proceso y todo lo que le ha rodeado, ahora mismo sería lo más ajustado a derecho e implicaría que se mantuviera “sólo” esa pena correspondiente a un delito de desórdenes públicos (otra cosa es si estaban justificados esos desórdenes públicos, que a mi juicio lo estaban).
Y en el peor de los casos y temiendo que se agarren a lo mencionado de “en concurso ideal con un delito de impedimento del derecho de reunión”, las penas impuestas tras esta nueva sentencia podrán superar los 2 años de cárcel y, por tanto, los patriotas deberían ingresar en prisión.
Y como nos tememos que el sistema quiere tener un as en la manga para cambalaches políticos con los procesos pendientes del Tribunal Supremo con el separatismo catalán, los apoyos parlamentarios del gobierno y el mantener al patriotismo maniatado y amordazado, es probable que la nueva sentencia del Tribunal Supremo puede elevarse lo necesario para que suponga la entrada en la cárcel de los patriotas.
¿Temen la politización de la justicia teniendo en cuenta que los que gobiernan tienen tolerancia 0 con lo que consideran extrema derecha?
No es que la temamos, es que la politización de la justicia sectaria contra el patriotismo está ahí desde que nació este sistema, son innumerables los casos que demuestran la diferente vara de medir del régimen dependiendo de quién es el procesado. Porque no es sólo Blanquerna, a Pedro Varela se le ha metido en la cárcel por editar y vender libros que también se editan o venden en otros sitios, el asesinato de Juan Ignacio González no se ha investigado jamás en casi 40 años, el asesinato de Víctor Laínez ha supuesto una pena ridícula de 5 años (casi igual que la de Blanquerna) a su asesino por ser de extrema izquierda, a Josué Estébanez se le ha condenado a 26 años por no dejarse asesinar,…
También podríamos mencionar la pasividad policial y judicial con los okupas de izquierdas, los escraches podemitas y separatistas, las rebajas de penas, excarcelamientos y beneficios penitenciarios a terroristas, el permitirles que sean homenajeados, estén en parlamentos, el trato a los golpistas separatistas catalanes…podría estar todo el día citando ejemplos de injusticias manifiestas en España relacionadas con la política que demuestran que la ley que más se cumple en España es la “Ley de embudo”, ancha muy ancha para algunos y extremadamente estrecha para otros.
Por no hablar de Jueces y fiscales con carné de partido, elegidos por políticos, que se pasan de la política a la judicatura y viceversa como el que cambia de acera. Ministros que eran jueces o fiscales, fiscales o jueces que eran ministros…
¿Quiere añadir algo para finalizar?
Pues me gustaría que los españoles no olviden que los patriotas de Blanquerna ya llevan más de 6 años de condena, aunque aún no hayan sido aún condenados definitivamente, por demostrar con valor y contundencia su amor a España, y que ese amor a España y ser consecuente con él es lo único que puede salvar a la patria de la destrucción que desean sus enemigos internos y externos.
Ellos han sido los escogidos por el sistema para demostrar que no va a permitir actitudes dignas contra el separatismo, pero mañana puede ser cualquier otro español el que vaya a prisión por no tolerar lo intolerable, injusto y hasta ilegal que nos rodea y beneficia a los traidores y enemigos de España.
Esta injusticia generalizada, desgraciadamente no ha hecho nada más que empezar, y si el patriotismo cerró filas y respondió unido ejemplarmente hace unos años para defender a los patriotas de Blanquerna, debe seguir haciéndolo no sólo ante este caso, y la próxima sentencia del supremo en el caso de que sea desfavorable, sino ante otros procesos que sin duda se producirán.
Y no sólo ante la nueva sentencia del caso Blanquerna u otros procesos similares, sino ante los ataques que está sufriendo España como nación, como proyecto común de los españoles de ayer, de hoy y de mañana, los ataques a la Justicia, a nuestra identidad, a nuestra historia, fe, tradición, cultura, idioma,… que llevan décadas produciéndose y que sólo con una respuesta unida del patriotismo sano pueden frenarse primero y convertirse en victorias después. En estas circunstancias, si se lucha, se puede ganar o perder, si no se lucha, se pierde siempre.