El pasado no es el pasado, sino que es una dimensión del presente. Por eso, esto no es un homenaje, sino una reivindicación de lo mejor que hay en nosotros. De la bandera del ideal cristiano y nacionalsindicalismo que nunca ha dejado de ondear en nosotros. Del espíritu de lucha infatigable, de la fe más elevada que cabe en el pecho de un hombre como Jacobo Roldán, héroe y ejemplo del nacionalsindicalismo, que en 1942, en vez de huir de la ciudad cuando todo parecía derrumbarse, se quedó para ejercer su labor de gobernador civil con un espíritu de entrega y servicio hoy desconocidos, levantando todas las viviendas que ahora tenemos alrededor, viviendas humildes pero honradas, a un precio justo, y sin el abuso de las hipotecas, verdadera esclavitud del siglo XXI.
Por eso somos la Falange y estamos aquí, para gritar ¡presente! a Jacobo Roldán, que luchó contra todas las adversidades por la causa del hombre, de la patria y de la fe. Contra la dictadura comunista de la ignorancia, contra la quema de iglesias, contra la reducción de la persona a un mero trozo de carne sin más necesidades que las básicas o a una mercancía de la que extraer beneficio.
La Ley de memoria histórica que aprobó Zapatero y que vuelve a retomar Pedro Sánchez es un símbolo de cómo están vaciando al pueblo español. Lo importante no son las piedras. Lo importante son las raíces.
Nos han despojado de la familia, esa institución natural que te arropa incondicionalmente ante las adversidades de la vida, promoviendo el divorcio indiscriminado como huida ante cualquier problema, y elevando a los altares de la corrección política a un feminismo que hace creer a las mujeres que la familia es una esclavitud y la maternidad una losa, cuando ambas cosas son lo más sagrado que existe.
Nos han despojado de la fe, la que te recuerda que eres portador de valores eternos y te hace aspirar a algo más que a satisfacer tus instintos primarios.
Nos han despojado de la patria, España, verdadero hogar de la persona heredado de la sangre de nuestros padres y proyectado hacia los demás. Una de las pocas cosas serias que existen en el mundo. Un destino en lo universal que une más que ninguna cadena. Que compromete más que ninguna ley. España, la patria con vocación de imperio basado no en criterios económicos, sino morales. Verdadera dinamita contra la mezquindad y el materialismo del mundo moderno. España, nuestra querida patria, la que nos quieren robar. Varias generaciones de niños ya han crecido sin patria. ¿Lo vamos a permitir?
Pues para impedir que eso suceda, aquí está la Falange. La de verdad. La que no cambalachea con el sistema. La que sabe que para construir el futuro no hay que renunciar al pasado. Porque estamos orgullosos de nuestra historia. Porque sabemos que a una victoria que no sea clara y limpia preferimos una derrota.
ESPAÑA (una)
ESPAÑA (grande)
ESPAÑA (libre)
Nos han despojado, incluso, de la vida. Porque aún tenemos oídos para escuchar el llanto de los niños que han sido asesinados en el vientre materno, haciéndoles creer a sus madres que están liberándolas. Y es que cuando no se entiende que la vida humana es sagrada, no se entiende lo que es España. Ni lo que es la Falange.
Por eso defendemos España. Porque la Falange es hija de España como el vino es fruto de la tierra. Porque forma parte de ella. No se trata de la bandera. No se trata de un patriotismo de cartón piedra, de charanga y pandereta y verbena de pueblo. El nuestro es un patriotismo alto, sublime, que aspira a la máxima dignidad de la persona, a la elevación hasta tocar el cielo de la gloria, a nacer, a vivir y a morir como dignos hijos de España. Por eso, os pido de nuevo. Gritad conmigo:
ESPAÑA (una)
ESPAÑA (grande)
ESPAÑA (libre)
Nos han despojado del trabajo, que ya no es una forma de servir a la patria sino de ser aplastado y humillado por un empresario que no te necesita y que no dudará en pactar con el diablo para destruirte, y con el banco para ahogarte con una hipoteca que es la esclavitud del siglo XXI.
Y por eso estamos aquí. Porque nos han quitado la familia, la fe, la patria y el trabajo, y ahora nos quieren despojar también de nuestro pasado.
Para que olvidemos que el heroísmo existe y que es posible mediante el servicio a la patria. Para que olvidemos que podemos volver a vencer y que la Falange puede volver a ser grande. Para que olvidemos que lo que pide a gritos este mundo es heroísmo y nobleza, o sea, Falange. Para que olvidemos que hubo camaradas como Jacobo Roldán que lucharon con una ejemplaridad desconocida para ayudar a los santanderinos a no perder su hogar, lo que sí nos ha quitado este maldito sistema que se llama a sí mismo democracia como una prostituta se llamaría a sí misma princesa, como un ladrón se llamaría a sí mismo santo, o como un corrupto se llamaría a sí mismo diputado de España.
La villanía se puede perdonar.
La traición se puede perdonar.
La mezquindad se puede perdonar.
Lo que no se puede perdonar es la ingratitud. Y La Falange nunca será ingrata, ni olvidará, a los que murieron por nosotros sin conocernos. Porque La Falange sabe que el pasado no es pasado, sino una dimensión del presente. Y porque llevamos a nuestros héroes con nosotros. En cada lucha. En cada grito. En cada acción.
Por eso, hoy, en este rincón de Santander, que recibe su nombre por este héroe que pudo haber huido y sin embargo no lo hizo, los falangistas levantamos los brazos, alzamos la bandera y gritamos:
¡CAMARADA JACOBO ROLDÁN!
¡CAMARADA JACOBO ROLDÁN!
¡CAÍDOS POR DIOS, POR ESPAÑA Y POR SU REVOLUCIÓN NACIONAL-SINDICALISTA!
¡JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA!
¡ARRIBA ESPAÑA!