Una vez más Gibraltar vuelve a la primera línea informativa coincidiendo con el 300 aniversario del tratado de Utrech, que supuso la continuación de la ocupación del peñón por la «pérfida albiol» en una acción totalmente pirata. Pero esta vez no ha sido la efeméride lo que saltaba a la primera plana de muchos periódicos nacionales y extranjeros y las noticias de los telediarios de todas las cadenas. Esta vez, las declaraciones del Ministro de Exteriores del PP José Manuel García Margallo, que bajo un claro oportunismo político y como cortina de humo de los escándalos de corrupción que sobrevuelan la cúpula del PP, han devuelto a la primera plana el problema de Gibraltar.
Ahora Margallo nos dice que va a arreglar el desaguisado del anterior Ministro de Exteriores, Moratinos, cuando sabe de sobra que su partido fue el que inició las conversaciones con el Gobierno de Gibraltar e Inglaterra, para la consecución de un referéndum en el peñón por la anexión a España o permanecer bajo los dominios de Inglaterra. Esa vez el Ministro de Exteriores era Josep Piqué y los españoles tuvimos que aguantar por segunda vez en el 2002 (el primer referéndum fue en 1967), que «los llanitos» se rieran en la cara de los españoles. Claro está, parecía que el incapaz de Piqué y su gobierno, no se habían dado cuenta aún que los llanitos son ciudadanos ingleses y por lo tanto, ocupas de una tierra española, en proceso de descolonización desde 1969.
Margallo por supuesto, al igual que hacen los políticos del PSOE y del PP jugando al «y tú más…» y al final nos encontramos con Gibraltar y España estando como está. La casta parasitaria que nos gobierna es la continuación de la mano borbónica que lleva sometiendo a España durante siglos, a una profunda vergüenza y pérdida de todos sus territorios, en algunos casos sin pegar un solo tiro como el Sahara Occidental. La solución al peñón no pasa por unas simples medidas de presión en las fronteras; la solución pasa primero por cambiar este Estado suicida y apátrida por uno verdaderamente nacional dirigido por personas que no utilicen los territorios de España como mero mercadeo político, intentando tapar sus propias vergüenzas ante la que les está cayendo. Todo lo que no pase por ese comienzo, serán balas de fogueo y artificio.
Mientras. Nosotros. Los que seguimos queriendo a España porque no nos gusta, nunca olvidaremos que tenemos una cuenta pendiente con la «pérfida albiol». ¡¡Gibraltar español!!