Lo declarado en el Tribunal Supremo por los máximos representantes del Estado en Cataluña durante el golpe perpetrado el 1 de octubre, ha evidenciado la torpeza, la traición, la cobardía y el no cumplimiento de sus obligaciones, por parte del Delegado del Gobierno, del Secretario de Estado de Seguridad y del Coronel Jefe de la Guardia Civil, responsable del «no dispositivo» adoptado esos días ante la rebelión que se estaba produciendo de forma televisada y anunciada por parte de los separatistas.
Es lo que tiene llevar cuarenta años haciendo dejación de funciones en Cataluña y en otras regiones de España por parte del Gobierno, más preocupado en perseguir a los falangistas y encarcelarlos que por denunciar está situación en el corazón del separatismo.
Quizás por eso paraban nuestros autobuses, nos cacheaban como a vulgares delincuentes, presionaban y amenazaban a los empresarios que nos llevaban y tiraban las banderas falangistas y españolas al suelo. Algún día habrá que hacérselo pagar. Y no estamos hablando solo de los separatistas, con esos ya arreglaremos «cuentas» como hicimos en su momento