Después del acto convocado por La Falange frente a la verja de Gibraltar, miembros del Sindicato TNS ejercieron su derecho a cruzar del lado español, hacia el otro lado también español y ocupado por los piratas británicos. Cuando se disponían a traspasar la barrera, a la Policía Nacional española les faltó tiempo para identificar y registrar a los españoles que ejercían su derecho a manifestar, la ocupación del peñón por los británicos y la libertad para poder faenar los pescadores españoles en cualquier caladero de la zona. Debe ser que la Policía Nacional visto lo visto, estaba haciendo méritos ante los british, como en su día hicieron los del Faisán ante ETA, para buscarse un buen puesto al otro lado de la verja.
Después de tomar nota de sus DNI y devolverles las pertenencias, los patriotas cruzaron la verja para encontrarse con que ya habían avisado de su presencia a la policía británica situada al otro lado. Suponemos como hemos dicho antes, que la Policía Nacional debe estar haciendo méritos ante sus colegas british y les dieron el chivatazo. Es cuando la policía de los piratas británicos se avalzanzó sobre Raquel, Rocío, Juanma, su hijo menor y dos personas más, para detenerlos y proceder a todo tipo de improperios, registros y robos que pasamos ahora a enumerar con además, testigos de por medio.
A nuestro camarada Juanma le obligaron a desnudarse por completo y soltarle lindezas como «ahora no tenéis cojones, sólo sóis valientes por el Facebook». A lo que este respondió diciendo a su hijo menor «que a estos un almirante español les dió una paliza» refiriéndose naturalmente al Almirante Blas de Lezo y la batalla en Cartagena de Indias. Pero no acabaron ahí las provocaciones. El funcionario pirata británico visto que nuestro camarada no se amilanaba, se atrevió a decirle que «porque llevaba uniforme que si no, (palabras literales) le daba de hostias». La respuesta no se hizo esperar: «pues quítese el uniforme entonces…».
Mientras tanto, a Raquel y Rocío una funcionaria pirata que por sus rasgos debía ser de la antigua colonia de Hong Kong, que al ser echada a patadas de allí por el gobierno chino debió de recalar aquí, se dispuso a desnudar en parte a nuestras dos camaradas y no contenta con eso y mientras las cacheaba con un sospechoso fervor, les dijo que «…si habían venido a provocar». Sospechamos que las intenciones de esta funcionaria pudieran ser otras menos convencionales.
Después de esta y otras lindezas, fueron trasladados a la verja para cruzarla sin por supuesto, devolverles las banderas españolas que portaban. Nuestra camarada Raquel, les recriminó que no les devolvieran las banderas, con la respuesta de la funcionaria china de «..que se las pidiera al Ministro Margallo», con todo el pitorreo del mundo.
Por supuesto, cuando se fue a denunciar estos hechos a la Policía Nacional española, estos sin ningún tipo de colaboración, les conminaron a buscarse la vida y a no decir dónde se situaba la comisaría más próxima. Definitivamente, estamos convencidos de que son colaboracionistas. Pero una cosa es cierta, envidiamos el celo de la policía gibraltareña a la hora de defender los intereses de los ciudadanos británicos en contra de la dejadez para con los suyos de la Policía Nacional. Esperemos que actúen igual con el Ministro de Exteriores Margallo, cuando viene degustar el marisco de la zona.