(En breve crónica oficial del acto con imágenes y vídeos)
Una vez más, y a pesar del intento represor por parte de los mercenarios del sistema, los falangistas estuvimos en Barcelona, para defender la españolidad mas rotunda de aquella querida región española.
Daba igual que los autobuses fletados por La Falange (FE) salieran de Valladolid, de Castellón, de Navarra, de León o de Madrid -con su Jefe Nacional a la cabeza- que alli estaban acechando los perros del ministro del interior para intentar amedrentar, asustar y finalmente «secuestrar» a quienes, en el ejercicio de una libertad que parecen defender para todos menos para los falangistas, se saltaban cualquier tipo de legalidad a la torera.
Los autobuses fueron interceptados y rodeados, mientras sus ocupantes eran tratados como delincuentes, cacheados, identificados y provocados para intentar que respondieran al trato vejatorio de que estaban siendo objeto y asi tener la excusa perfecta para detener a pequeños o mayores, a hombres o mujeres. Les daba igual. Las instrucciones que llevaban los «perros» por parte de sus «amos» eran claras.
De momento no nos llevan a dar un «paseo» ni nos pegan cuatro tiros como hacian con las famosas camionetas de la Guardia de Asalto, pero no lo dudéis, que todo se andará. Ganas no les faltan.
Las dos horas que tuvieron secuestrados a los autobuses que salían de Madrid hacian presagiar lo peor y apunto estuvo de suceder. Los miembros de la Junta Nacional que allí viajaban no podían permitir que se arrancaran e incautaran con saña los mástiles que sujetaban las banderas de España y de la Falange y que se las tratara como trapos, y como es de hombres responder a las provocaciones -en la Falange dinero no ha sobrado, pero testiculina para dar y tomar-, el Jefe Nacional, el Jefe de la Primera Línea y el Jefe Territorial de Madrid fueron requeridos por el inspector que mandaba la «tropa» para levantarles un acta de denuncia por vulnerar un articulo cualquiera de la llamada Ley de Seguridad Ciudadana que ya tenia preparado, porque intelectualmente no parecia tener capacidad para saberselo con antelación.
Como a trapos se trató a los camaradas que bajo un fuerte aguacero tenían que aguantar fuera de los autobuses cómo se les cacheaba, incluyendo a las mujeres, a pesar de que estos «borricos» no contaban con agentes femeninos en el dispositivo.