Entrevista a Manuel Andrino, Jefe Nacional de La Falange.
El líder de la Falange, Manuel Andrino, a sus 52 años, es jefe administrativo en un grupo de empresas en el que trabaja desde hace treinta años. Además de presidir La Falange, está afiliado a la Hermandad Nacional de la Vieja Guardia y al sindicato de Trabajadores Nacional Sindicalistas. Espera que los que le lean se afilien cuanto antes.
En esta entrevista hace un breve repaso a su histórica militancia en La Falange y analiza la actualidad de la coalición ADÑ y la realidad española.
¿Cómo conoció la Falange?
Pues al contrario que muchos otros, no tenía ningún antecedente familiar que hubiera pertenecido a la Falange ni al “Movimiento”, y siendo muy joven, tenía ya ciertas inquietudes patriotas que se veían complementadas por un deseo de justicia social y de buscar solución a los problemas de las personas más desfavorecidas y que peor lo pasaban, algo que veía de cerca en el entorno en el que crecí.
¿Por qué decidió militar en ella?
Porque creía que su historia, su pasado glorioso y el mensaje que lanzó desde su misma Fundación, eran merecedores de darles una continuidad y que tenía una vigencia poco discutible.
Una vida al servicio de un noble ideal…, ¿De qué se siente más orgulloso de todos estos años?
De haber sido coherente desde el primer día con el pensamiento y con la idea nacional-sindicalista y de haber honrado, sin ningún género de dudas, la memoria de nuestros Caídos. Ellos dieron lo mejor que tenían, su vida, y nosotros no les podemos traicionar, y menos en una situación como la que está sufriendo nuestra Patria.
¿Qué supone para usted liderar este movimiento?
El mayor acto de servicio al que un militante puede aspirar y por supuesto, un honor que no merezco.
Para aquellas personas que no conozcan nada de Falange, ¿cómo se podría resumir su ideario en algunos puntos claves?
Nosotros creemos en la sagrada Unidad Nacional de España, donde todos los españoles tengan la sensación de vivir por y para un proyecto en común, y donde la verdadera justicia social esté por encima de partidismos, localismos, e intereses bastardos de clase o de partido. Nos sentimos orgullosos del pasado glorioso de España y queremos recuperar el puesto que tuvimos en su momento entre las naciones que ejercían el liderazgo religioso, político e ideológico en el mundo, con plena independencia para dirigir su política interior y exterior, sin aceptar órdenes de Bruselas, de Washington o de Moscú.
En qué medida estos ideales de Falange estarían perfectamente vigentes en el siglo XXI….
Que la Unidad Nacional está en peligro, y más que nunca, es evidente, y que supone un riesgo de enfrentamiento, también. No creemos que la solución sea la Constitución del 78. Más bien creemos que es el problema, puesto que ha creado diecisiete reinos de taifas, donde cada uno de ellos compite con el de al lado a ver cuál es más corrupto y más traidor a los intereses generales de España y de los españoles.
Y que el pueblo español sigue sumido en las desigualdades sociales a unos niveles como hace mucho tiempo no se conocía, también es un hecho difícilmente cuestionable.
La precariedad en el empleo, para el que tiene la suerte de tenerlo, los sueldos ridículos o las pensiones de miseria reflejan una situación de ruina y de incertidumbre para millones de españoles que malviven o no llegan a final de mes o son desahuciados de sus viviendas por no poder pagar al banco usurero de turno.
Nos negamos a aceptar esta situación como algo inherente a la globalización o a las nuevas tecnologías. No puede ser y además no se puede permitir que una parte pequeña de la población tenga la inmensa mayoría de los recursos del país.
Háblenos de la importancia de la coalición ADÑ para sumar fuerzas…
Durante mucho tiempo se ha hablado de que algunos tenían o teníamos una actitud egoísta y que solo nos “mirábamos el ombligo”. Pues bien, aunque nosotros ya hemos dado en varias ocasiones ejemplo de lo contrario, creemos hay que seguir siendo generosos a la hora de hablar con quienes estando cerca de nosotros, pueden aunar esfuerzos para dar una respuesta unitaria a la situación de caos en la que se encuentra España.
Los medios humanos y económicos son los que son, y la desmovilización, que ha buscado y conseguido el liberalismo, nos lleva a buscar soluciones de consenso para, desde la lucha tan desigual, intentar plantar cara a este “sistema” con el que queremos acabar.
¿Qué medidas básicas proponen para las europeas?
Queremos restaurar la soberanía nacional para que España se pueda gobernar conforme a sus propios intereses y no a los de París o Berlín. Debemos controlar de forma efectiva nuestras fronteras para que nadie nos tenga que decir que debemos facilitar la entrada a terroristas islámicos, a mafias que trafican con inmigrantes, a narcotraficantes y demás organizaciones criminales. Eso en realidad es lo que se ha conseguido con el famoso “espacio Schengen” y las políticas “buenistas” y estúpidas, impuestas desde el Parlamento Europeo.
Debemos recuperar el control sobre nuestra política monetaria, puesto que la entrada en el €uro ha supuesto para los españoles una pérdida enorme de poder adquisitivo, al intentar equipararnos con las monedas alemana o francesa, lo que ha supuesto una pérdida enorme de competitividad de nuestras empresas y ha dificultado sobremanera nuestras exportaciones. Si esto significa la salida del €uro, salgamos del €uro. Los países que han mantenido su moneda, han aguantado mucho mejor que nosotros esta última crisis al poder maniobrar con su moneda de forma independiente a sus propios intereses.
Como defensores de la verdadera justicia social, nos oponemos frontalmente a las políticas de austeridad impuestas desde Europa a nuestras familias y a nuestras empresas, lo que ha propiciado una pérdida enorme de capacidad de ahorro, de gasto o de inversión. Lo único que han conseguido es que se agranden las desigualdades entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco.
Y por último, creemos que España debe reafirmarse en su valores tradicionales, que la hicieron grande, muy grande en el pasado. Unos valores de dignidad y de libertad tan alejados de esas políticas “de género” que se nos imponen y que niegan la verdadera tradición cristiana de España y de Europa.
¿Qué expectativas de votos tienen?
Solo el tiempo lo dirá. No creo que vayamos a pasar de la euforia a la decepción o viceversa por un puñado de más o de menos de papeles en una urna. Solo faltaría eso. Los valores que defendemos están muy, pero que muy por encima, de la coyuntura electoral de un momento determinado. Hasta ahí podíamos llegar.
Hechos como el de Blanquerna demuestran el agravio comparativo y simulacro de justicia que hay en este país.
Ese hecho que tú mencionas quizás sea el que más minutos o páginas ha copado en los medios de comunicación al propiciar incluso una declaración institucional por parte de esa cueva de traidores que se ubican en la Carrera de San Jerónimo de Madrid.
Pero el hecho de perseguir a los falangistas en particular y a los patriotas en general, no es nada nuevo. Desde nuestra fundación en aquel lejano octubre de 1933 hasta nuestros días, hemos sido objeto de un escarnio y una represión difícilmente entendible para quienes no la han sufrido.
Los distintos gobiernos de izquierdas o de derechas, no han cejado en intentar nuestra desaparición política o física, sin reparar en ningún tipo de esfuerzos, utilizando el aparato del Estado a su antojo y saltándose sus propias leyes, cuando les ha venido en gana, para, a través de policías, fiscales o jueces, quitarnos de en medio a cualquier precio.
¿Cómo está el asunto judicialmente?
Pues en el Tribunal Constitucional, que es quién no tuvo más remedio que admitir a trámite el Recurso de Amparo planteado ante la bochornosa sentencia del Tribunal Supremo, que aumentaba, hasta en OCHO veces, la impuesta en su momento por la Audiencia Provincial de Madrid.
Supongo que la balanza, caerá de un lado o de otro, dependiendo de lo que pase en el juicio a las ratas separatistas, que se inicia esta próxima semana y las negociaciones que el traidorzuelo de Pedro Sánchez está manteniendo con los que quieren romper España en pedazos.
Javier Navascués