En estos tiempos de «memoria histórica» selectiva y manipulada, es fácil saber que este año, se celebran muchos aniversarios de personajes conocidos y homenajeados hasta el hartazgo, como es el muy conocido y lamentable caso de Federico García Lorca, quien, tras estar protegido en casa de su amigo falangista Luis Rosales en Granada, fue asesinado por guardias civiles, elementos de Acción Popular y, las envidias entre las familias de terratenientes de Granada. Pero, sin embargo para Ramiro de Maeztu, Pedro Muñoz Seca o Víctor Pradera, no hubo ningún comunista que los protegiera en su casa contra los asesinos, contra los tribunales del propio gobierno del Frente Popular.

Todo el mundo conoce el caso de Federico García Lorca. Pero si mencionáramos a José María Hinojosa Lasarte, por ejemplo, nadie sabe quién es. Y, sin embargo, este poeta malagueño, de la Generación del 27 e introductor del surrealismo y el ultraísmo en la poesía española es un perfecto desconocido. Y no es casualidad que haya sido olvidado después de haber sido fusilado por los rojos el 22 de agosto de 1936 en la prisión provincial de Málaga por su filiación tradicionalista. Así se escribe la historia.

Por eso es oportuno recordar que hoy, 22 de agosto, hace 78 años también murió asesinado por los marxistas Julio Ruiz de Alda.

481873_499205266803554_1853731564_nJulio Ruiz de Alda Miqueleiz (1897-1936) había nacido en Estella (Navarra) Militar de carrera ingresó en la Academia militar de Artillería de Segovia. Se curtió como teniente en el campo del honor combatiendo en Tetuán. Posteriormente ingresó en el arma de la Aviación obteniendo el título de piloto en la Escuela de Getafe. Pero Julio Ruiz de Alda entra en la historia allá por los años veinte por su participación como capitán piloto en la hazaña del vuelo del «Plus Ultra», junto al comandante Ramón Franco, el mecánico Pablo Rada y el teniente de navío Juan Manuel Durán. Los cuatro españoles a bordo del hidroavión «Plus Ultra», realizaron la hazaña de seguir la ruta deColón por aire atravesando el océano Atlántico y realizando el vuelo desde Palos, en Huelva, hasta las aguas del Plata, en Argentina. Una proeza que hizo vibrar a España y el mundo. De esta hazaña se levantó como recuerdo a los héroes y aviadores del «Plus Ultra» el monumento que está situado en los arcos de la Moncloa frente al Ministerio del Aire.

Tiempo después fue Presidente de la Federación Internacional de Aeronáutica de España. Asistió al Congreso Internacional de Aviadores en Roma, siendo condecorado por el gobierno fascista.

En 1933 fue entrevistado por Ernesto Giménez Caballero como legendario héroe y aviador del «Plus Ultra» para el semanario «El Fascio» que salió el 16 de marzo de 1933. Es entonces cuando conoció a José Antonio Primo de Rivera.

Así, en el acto fundacional de Falange Española en el Teatro de la Comedia, Julio Ruiz de Alda fue uno de los tres oradores junto a José Antonio y Alfonso García Valdecasas. Además de ser uno de los fundadores de la Falange es a Julio Ruiz de Alda a quien se debe el nombre de F.E.

Ramiro Ledesma, que siempre fue crítico con casi todos los dirigentes falangistas, sin embargo tuvo siempre una excelente opinión de Julio Ruiz de Alda, que dejó escrita de este modo: «era un dirigente de magnífica ejecutoria. Por una serie de razones – su profesión, su sentido de lo popular, su serena intrepidez – realizaba un tipo humano que en todas partes ha dado a los movimientos fascistas triunfales las mejores aportaciones». (Ramiro Ledesma «¿Fascismo en España?»)

Tras la fusión de la Falange con las JONS en febrero de 1934, Julio pasó a formar parte del Triunvirato del nuevo movimiento junto con José Antonio y Ramiro Ledesma. Y obtuvo el carné nº 3 de Falange Española de las JONS.

En abril de 1934 apareció editada por primera vez en España la obra «El Fascismo» de Benito Mussolini, y esta primera edición y traducción española de este libro doctrinal del Duce llevaba prólogo de José Antonio y un epílogo de Julio Ruiz de Alda, que es una toma de posición y un esclarecimiento sobre el significado del fascismo, donde entre otras cosas afirma:

«El fascismo en sus primeros tiempos es, sobre todo, fe; fe en la Nación, fe en nosotros mismos, y esta fe integral, completa y absoluta es la que sublima a los hombres sus cualidades de sacrificio y heroísmo. Por esta fe se lucha, se trabaja y, lo que es más sagrado y más importante, se muere. El fascismo es demasiado serio y profundo; se podrá no estar conforme con él, pero hay que reconocerle su afán humano de superación y su espíritu generoso».

Tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 y la censura y persecución que siguió a la Falange, Julio fue encarcelado el 14 de marzo de 1936. Desde la cárcel y para el periódico clandestino «No importa» – boletín de los días de persecución – escribió para el núm. 2 de 6 de junio de 1936 el artículo «Justificación de la violencia», boletín cuyos gastos de edición fueron sufragados por la mujer de Julio, Amelia Azarosa, quien fue detenida a la salida de una visita a la Cárcel Modelo tras entrevistarse con su marido, el 28 de junio de 1936. En el mencionado artículo de Julio para el «No importa» escribía:

«En medio de la mediocridad nacional, la Falange irrumpe como un fenómeno desconocido hasta ahora. No por la originalidad – con ser mucha – de su programa, sino porque es el único movimiento que no se limita a agrupar a sus partidarios por la vaga coincidencia en su programa, sino que trata de formarlos por entero, de infundirles, religiosamente, una moral, un estilo, una conducta. La Falange no ha seguido a las viejas agrupaciones políticas, aspirantes a remediar el mal de España con unos coloretes a flor de piel; la Falange ha calado hasta la raíz; ha empezado por el principio; no se ha conformado con tener adheridos, ficheros y cuotas: ha aspirado a tener hombres y mujeres; seres humanos completos, entregados a la abnegación del servicio.»

Julio Ruiz de Alda fue asesinado el 22 de agosto de 1936, cuando la chusma marxista asaltó la Cárcel Modelo de Madrid, donde liberaron a los presos comunes e hicieron salir al patio de la prisión a la galería primera donde se encontraban internados los presos políticos, que fueron masacrados y ametrallados. A los más destacados les reunieron en una sala y les condujeron a un sótano donde les fusilaron, entre los que se encontraban Julio Ruiz de Alda y Fernando Primo de Rivera, hermano de José Antonio.

Desconociendo este triste hecho por haber sido trasladado a la prisión provincial de Alicante, José Antonio escribió desde Alicante el 19 de noviembre de 1936, en la víspera de su ejecución una emotiva carta de despedida dirigida a Julio.

JULIO RUIZ DE ALDA

¡¡PRESENTE!!