Hace unos días participé en mi primer campamento falangista y he sentido la necesidad de escribir algunas reflexiones sobre esta experiencia. Muchas cosas creo que han cambiado, la primera es esta necesidad de trasmitir lo vivido.

Han sido días de naturaleza, actividades físicas, charlas, compañerismo y de desconexión al móvil… Sí, he de reconocer que hay vida más allá de los móviles y es necesaria vivirla. Pero ha sido mucho más.

He sido uno más, igual a todos. Esfuerzo personal pero mucho más colectivo. Nada de lo anterior importaba, jóvenes y veteranos formando y formándonos por igual. Me hicieron morder el polvo, así como lo hice morder pero siempre con una mano ofreciéndose para levantarnos. Dormir a la intemperie, izar bandera, aprender supervivencia, comprometerse y cantar, SÍ, cantar canciones de guerra de los que ofrecieron su vida alegremente por una España mejor.

Mucho me temo que algo ha cambiado en mi y que será para siempre. Formo parte ya sin complejos de la juventud combativa. Milito en las Juventudes Falangistas de España con los mismos anhelos de servir a España y de conquistar nuestra revolución social que mis camaradas.

Frente al esclavismo liberal, la bandera de la Patria tiene un hijo más para defenderla.

#VuelveAcreer

#SomosLaFalange