Tercer varapalo judicial a Carmena y su comisionado por los cambios de nombre del callejero. Ni la represiva e injusta Ley de Memoria histórica es capaz de ajustar a su propio articulado los abusos del Ayuntamiento madrileño.

En esta ocasión se trata de la calle en memoria de los hermanos García Noblejas que está en el distrito de Ciudad Lineal. Si el odio y la mentira no guiaran el subvencionado sector cinematográfico, la historia de esta familia y las vidas de sus cinco hermanos falangistas merecerían una película que superaría con creces a la oscarizada «Salvar al soldado Ryan». Pero la España oficial menosprecia a sus héroes y cambia a verdugos por victimas.

Estos fueron los García Noblejas -fuente www.plataforma2003.org– :

Eran cinco muchachos con sus carnets falangistas firmados desde noviembre de 1933, pocos días después del discurso fundacional. 

El cabeza de familia, D. Salvador Garcia Noblejas y Quesada, de 59 años encarcelado en una checa madrileña, fue asesinado en Paracuellos del Jarama junto con su hijo menor, Salvador en noviembre de 1936.

El 20 de julio de 1936 cae el hermano mayor, José, en el Cuartel de la Montaña. 

Jesús en plena guerra civil pudo refugiarse en una embajada, pero no soporta la inacción. Escapa y se incorpora a la zona nacional. Pertenecía a la 1ª Línea de Falange de Madrid. Cae en Brunete.

Al acabar la guerra, Javier (excautivo de la checa de Porlier) y Ramón, se alistan en la División Azul y el 13 de julio de 1941 marchan a Rusia. En una de las primeras batallas que riñe la División Azul, cae Javier. Tenía treinta años. En su haber, servicio como Jefe de la 6ª Centuria de la Primera Línea de Madrid y Palma de Plata prendida en su brazo por el propio José Antonio. 

Ramón, vio morir a su hermano en plena línea de batalla. A raíz de la muerte de Javier y siendo el único superviviente de los hermanos, Ramón es obligado a regresar a España por el propio General Muñoz-Grandes, ya que era el único hijo varón vivo que le quedaba a su madre. Murió en agosto de 1942 en accidente de automóvil en Villaviciosa de Odón, cuando se dirigía a Madrid para descubrir una lápida en memoria de todos los Caídos en la Jefatura Nacional de FET y de las JONS.