Bárbara Rey sobre las revelaciones sentimentales de Don Juan Carlos: «Aún hay muchas cosas por contar»
La vedette siempre ha sido uno de los personajes a los que se ha recurrido cuando se ha tratado el tema de las relaciones afectivas del Rey emérito. Ella también lo ha alimentado con algunas declaraciones y muchos silencios.
Bárbara Rey siempre ha sido uno de los personajes recurrentes cuando se trata el tema de las relaciones afectivas de Don Juan Carlos. Durante años su nombre ha estado unido a personajes que formaban parte del entorno más íntimo y privado del jefe del Estado. Manolo Prado y Colón de Carvajal, al que ciertos columnistas políticos definían en aquellos años de silencio y opacidad como “el banquero real”, y cuyo conocimiento de la vedette era notorio para todos los que manejaban información privilegiada. Mario Conde también surgió de pronto en la vida de Don Juan Carlos. Primero como ese asesor áulico y brillante que aparentemente le ofrece al Rey el pálpito de la calle, aunque el jefe del Estado no lo necesitara porque tenía cerca al verdadero Pepito Grillo en la forma del general Sabino Fernández Campos. Este fue el hombre fiel y leal por el que Marita García, verdadero nombre de Bárbara Rey, tenía afecto. Los otros la dejaron en la cuneta cuando ya vinieron mal dadas para todos.
De aquellos años, cuando su majestad era intocable, vienen muchas de las leyendas urbanas que ya relató el periodista José García Abad, algunas de las cuales se han hecho realidad, una vez levantada la veda. Viajes de parejas, listas de invitados a las recepciones reales que supervisaba la ‘amiga entrañable’ de entonces, regalos de joyas familiares que después la interesada descubría que se trataba de copias, cintas de vídeo robadas, material sensible relacionado con lo que ahora se denominaría ‘fondo de reptiles’, que no eran otra cosa que pagos por los servicios prestados…
Ahora Bárbara Rey y Marta Gayá vuelven a recuperar el protagonismo que tuvieron durante años cerca del monarca saliente gracias al libro de Ana Romero Final de partida (La Esfera de los Libros), donde las dos damas juegan un papel destacado. Marta Gayá en la sombra y la actriz como personaje del business con uno de los mejores cuerpos del cine de aquellos años. Bárbara Rey no ha leído el libro, según ha asegurado a Vanitatis: “Me han preguntado, pero no puedo decir nada sobre este tema. Aún hay muchas cosas por contar. Lo único que sé es que yo, que he sido y soy una profesional con muchos registros en cine, televisión y teatro, estoy sin trabajo. La última obra que hice hace dos años tenía una aceptación total por parte del público y estuvo en cartel muy poco tiempo. No se ha vuelto a reestrenar. Algo incomprensible”. La actriz se refiere a la obra de Antonio Gala El hotelito.
Y aunque nunca se pudo demostrar, hay historias que tienen que ver con esos supuestos vetos, en las que se cuentan que una persona relacionada con la jefatura del Estado exigió su cabeza. En otra ocasión acudió invitada al programa Tómbola en Canal 9 y una llamada silenció su presencia. Eso sí, cobró su caché.
Bárbara Rey siempre ha sido muy cauta a la hora de hablar de esos afectos que hasta hace muy poco no tenían nombre ni destinatario. Cuando la preguntaban por el “rubio” (nombre que algunos identificaban con el monarca), ella callaba a pesar de las ofertas sustanciosas que tenía por contar su historia. Quizá sea de las pocas mujeres leales que han rodeado la vida de Juan Carlos I.