En la Pascua Militar celebrada el pasado 6 de enero en el Palacio Real de Madrid, hemos podido comprobar, una vez más, como esa figura decorativa que responde al nombre de Felipe VI, ha obviado citar delante de la cúpula militar, cuál es el verdadero y sangrante problema de España que no es otro que la ruptura mas que probable de su Unidad Nacional.
Ha hablado del «terrorismo internacional» que ha golpeado en «naciones hermanas», pero se la ha olvidado mencionar el sufrimiento de los pueblos que son diariamente bombardeados y masacrados por los ejércitos de los EE.UU y de sus aliados (entre los que nos encontramos), que se han dedicado a desestabilizar un buen número de países, intentando salvaguardar la seguridad de su gran aliado en la zona y que no es otro que el terrorista estado de Israel.
Si algún papel importante tienen, o debieran tener las Fuerzas Armadas españolas, era el velar por la integridad territorial de España, cosa que al parecer preocupa poco, no solo al monarca, sino a la cúpula «mandilona» de nuestros ejércitos, más interesada en dar el «salto» a la política, reivindicando, entre otras cosas, la celebración de referéndum separatistas en aquellas regiones que lo soliciten.
No es de extrañar el silencio cobarde y asqueroso que han tenido respecto al inminente cambio que se va a producir en el callejero con los nombres de gloriosos militares que SI supieron defender a su Patria con las armas en la mano. Está claro que prefieren servir a oscuros, bastardos y sionistas intereses que les permite triplicar y cuadruplicar sus nóminas, ocupando territorios al dictado de Washington o Tel-Aviv.