Representativa estampa la que hemos vivido la tarde del miércoles en la Puerta del Sol de la capital de España.
Mientras se producen disturbios callejeros en Barcelona provocados por el separatismo, la izquierda rancia de podemitas y demás perroflautas intenta extenderlos al resto del país y de paso sacar tajada. Y con el descaro del que sabe tener secuestrado a los medios junto a la habitual cobardía de la derecha han convocado una concentración separatista en el centro de Madrid.
Concentración sin duda separatista porque quién defiende que una parte fundamental de la Nación ha de tener el derecho de romperla si así sale en sus urnas es ya separatista, salga el resultado que salga. No hay más ciego que el que no quiere ver; Ciegos que, por ejemplo, no habrán querido ver los trapos separatistas que les acompañaron en su convocatoria.
El otro lado de esta sociedad enferma es la formada por los votantes de Ciudadanos y Partido Popular que, sin el mínimo cargo de conciencia, han decidido que hoy no era momento de salir a las calles.
Pero hay en esta triste estampa una tercera parte que brilla con la luz de la verdad y de la historia. Esa parte que, sin medias tintas ni complejos, reclama las calles en defensa de la Patria frente a aquellos que la quieren romper y para vergüenza de aquellos que su patriotismo se reduce a votar a Rajoy.
A Sol ha acudido el auténtico patriotismo militante del que, orgullosamente, nos sentimos parte los militantes de La Falange. Sepan populares, podemitas y sus satélites que tienen en frente a los que sabemos que España es una verdad que ni se vota ni se negocia: SE DEFIENDE.