Nadie podía dudar del compromiso firme y claro que el camarada José Utrera Molina ha tenido con España y nuestro movimiento, pero después de la conferencia que su hijo Luis Felipe nos ofreció en la Hermandad de la Vieja Guardia, también nos ha dejado clara su inmensa calidad humana para con los suyos y sobre todo para los españoles a los que sirvió desde su puesto de Gobernador civil en las ciudades de Ciudad Real, Burgos y por supuesto Sevilla.

Calidad humana que le permitió vivir sin ningún tipo de rencor hacia personas que tuvieran otra ideología, incluido comunistas (recomendamos lean esta anécdota con el preso comunista Benito García «El Trilla» en este enlace), solo con el compromiso de servir como caracteriza a los falangistas a todas las personas que tuvieran necesidad de una verdadera justicia social. Así su labor en Sevilla fue ampliamente reconocida, como en aquellas famosas inundaciones en las que multitud de personas se quedaron sin hogar, no cejando en su empeño para conseguir una vivienda digna a todas esas familias pasando junto a ellas verdaderas noches en vela.

Una labor que no se quedó ahí; la construcción de barriadas y escuelas fueron otra de las obras que los sevillanos pudieron disfrutar gracias a nuestro insigne camarada. Pero la conferencia no solo trató de todos estos logros sociales que demostraron la valía de José Utrera, también pudimos saber cómo fueron las relaciones con el Jefe del Estado el General Franco y los Presidentes del Gobierno de entonces, las intrigas palaciegas para desmontar el Movimiento o el arribismo de Adolfo Suárez, capaz de cualquier cosa para llegar a donde fuera. Sin lugar a dudas, José Utrera fue un actor de la historia que vivió una etapa crucial de nuestra historia y que se mantuvo firme en sus principios hasta el final, «Sin cambiar de Bandera», no como otros que utilizaron el movimiento como mero trampolín para enfatizar sus carreras personales. Frente a esta panda de trepas y corruptos, José Utrera prefirió mantenerse al margen y dejar para otros los festines, retirándose de la vida política pero con una hoja de servicios impecable. Qué duda cabe, que por mucho que el odio de los de la «poesía que destruye» intente borrar su inmensa obra social quitando calles y méritos, sin duda tendrá el cariño de la gente a la que ayudó que eso es lo importante, por no hablar de sus camaradas de La Falange, que se encargarán siempre de hacer que la memoria de uno de sus mejores, sea siempre conocida y honrada como merece.

Para terminar, no podemos dejar de agradecer a Luis Felipe y su familia, que nos honrasen con su visita así como el permitirnos conocer más de cerca la figura de nuestro camarada. Aquí ya saben que esta es su casa y nos tendrán siempre a su disposición. Esperamos verles pronto de nuevo.

Camarada José Utrera Molina, ¡¡PRESENTE!!