Sólo era cuestión de tiempo que el «sistema» utilizara sus poderosos argumentos en forma de legitimación democrática, y de poner cientos de miles de euros, quizás algún milloncejo que otro, para reconducir el voto descarriado de esa derecha acomodaticia que ha propiciado, con su silencio cómplice y su tradicional cobardía, esta situación de caos, de ruptura y de enfrentamiento civil que se está produciendo en algunas zonas de España, con el riesgo más que cierto de que se extienda a la totalidad del territorio nacional.
También, es curioso observar la actitud «profesional» de ciertos medios de comunicación del llamado «mundillo», que se han hartado de denunciar el seguidismo de la prensa subvencionada por la derecha o por la izquierda, y han caído exactamente en la manipulación y en el amarillismo hacia esa nueva formación, llamada de ultraderecha, que les dedica tiempo y por supuesto dinero, suponemos que a la espera de recoger el premio correspondiente. Eso es coherencia. Claro que sí.
Está claro que muchos, o pocos, no han entendido que el problema no es aplicar un artículo u otro de la Constitución. El problema es esa Constitución y el régimen partitocrático que legitima. Y ahí que no busquen a los falangistas.
Nosotros estamos contra esa basura de ley de leyes aprobada en el año 1978 y que nos lleva de cabeza al precipicio.
Ya dijimos en su momento NO y seguimos en la misma postura. No cambiamos como hacen otros dependiendo del momento y de sus propios intereses.
No entendemos la Patria sin la verdadera Justicia Social, algo diametralmente opuesto a lo que defienden estos nuevos “gurús” del patriotismo que nos ponían a parir cuando nadie se atrevía a levantar la bandera roja y gualda en determinados sitios.
Nosotros lo hacíamos a pecho descubierto, contra todo y contra todos, mientras ellos se rodeaban de guardaespaldas y todo el aparato “legal” del estado, que en cambio se afanaba en intentar impedir que nuestro mensaje y nuestra presencia fuera visible, para no entorpecer el chiringuito montado por el PP o por el PSOE.
No es nada nuevo. Nos recuerda a Fraga Iribarne y su Alianza Popular. O al PP de Aznar y de Esperanza Aguirre. La derecha que se quiere rearmar intentando olvidar a ese traidorzuelo llamado Mariano Rajoy, y que aprovecha el mensaje que algunos llevamos decenios lanzando contra el llamado estado de las autonomías o contra la inmigración, pero olvidando que la solución no es poner parches sino acabar de forma decidida y radical con esta llamada democracia que no es sino la dictadura de los partidos. Eso no lo van a decir estos que van a permitir que por ejemplo el PP vaya a gobernar en Andalucía, sustituyendo una corrupción por otra. Conocemos muy bien esas posturas de mentira y de ficción para defender intereses ilegítimos mientras dicen defender una Patria a la que no han servido jamás, y a la que no aman, mientras siguen instalados en ese materialismo grosero que les he hecho vivir a «cuerpo de rey» y que ahora les ha puesto en el escaparate gracias al apoyo económico que les ha llegado buscando no se sabe muy bien el que. O quizás sí.