Seguimos sufriendo un aumento injustificado del precio del combustible, sin razón técnica que justifique este incremento. Sólo unos pocos ganan con la actual espiral especulativa; espiral que sólo se corresponde con un nerviosismo intencionalmente vinculado con la invasión de Ucrania, y que no tiene relación con la realidad material, pues el petróleo y gas consumidos en España proceden en gran parte de Arabia Saudí y Argelia. La inactividad del Gobierno de España produce un daño colosal a la economía española, que sigue y seguirá pagando las consecuencias de la pandemia.
El Gobierno de España y la Unión Europea han vuelto a demostrar su incapacidad a la hora de afrontar los problemas reales, y no ha habido un frente común para fijar unos precios máximos que tengan que soportar los empobrecidos ciudadanos. Y es que incluso los políticos más liberales claman por poner un techo en los precios para proteger el mercado.
Los transportistas ven cómo peligra su actividad ante este aumento desproporcionado de precios; agricultores y ganaderos contemplan el futuro incierto del mundo rural, donde es más rentable dejar pudrir la fruta que recogerla; la mayor parte de las explotaciones ganaderas están en riesgo de quiebra ante unos costes de producción disparados que llevan a no poder cargar de combustible los tractores; y buena parte de la flota pesquera se encuentra amarrada ante la imposibilidad de que los propietarios de las embarcaciones puedan asumir el coste del combustible.
En España, el 50% del precio de la gasolina se corresponde a impuestos, un 36% a la materia prima, un 12% al coste de logística y comercialización, y un 2% al margen bruto para el mayorista. Por último, a la suma final se añade un IVA del 21 %.
La actual situación es muy grave e insostenible, y requiere que con carácter urgente, el Gobierno subvencione a familias, trabajadores y empresas parte del coste del combustible, rebaje el IVA del tipo general del 21% al 10% y recorte el Impuesto Especial de Hidrocarburos (tramo general y tramo especial).
En estos momentos, se están dando cierres puntuales en estaciones de servicio por falta de carburante, muchas fábricas cierran ante la falta de materias primas, y supermercados y grandes superficies comienzan a mostrar faltas de productos y artículos en sus lineales.
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