La soberbia y la sensación de impunidad que ha exhibido durante estos meses Carlos Puigdemont en Europa, ha propiciado su propia caída en una simple gasolinera de la frontera alemana-danesa. Esperpéntico final para un más que ridículo personaje, que se creía por encima del bien y del mal y que solo ha logrado alargar un proceso (aún no terminado) que se ha demostrado corrupto y disgregador, donde se han malversado millones de Euros y aumentado el conflicto social, bastante arraigado en Cataluña. Decíamos soberbia e impunidad, que el separatismo catalán ha ido cultivando durante estos 40 años de desastroso régimen constitucional y que ha propiciado hechos como el que estamos viviendo en estos días. Es por ello que no podemos tampoco felicitarnos por la detención de este cobarde, porque mientras siga esta Constitución, que ha sido diseñada para que este y otros enemigos de España sigan teniendo cabida en el marco legal y recibiendo además subvenciones llegadas de los impuestos que pagan los españoles, el problema no solo va a seguir, sino que va a aumentar con el paso del tiempo. Esto no es más que el principio. El cáncer que sufre España desde hace varios decenios no puede curarse si no es extirpado de raíz. La ilegalización de partidos separatistas es la primera medida de muchas, que debería plasmarse en el marco legal español si queremos que el proyecto de nuestra Patria siga existiendo. Ilegalización que llevamos pidiendo desde el primer momento de esta Constitución del 78 y que ahora otros partidos pretenden erigirse como adalides de la causa, cuando antes despreciaban e insultaban a quiénes lo proponíamos.

Por otro lado, es demencial que los españoles tengamos que tolerar que estados fallidos como Bélgica, sean refugio y cobijo de golpistas que amenazan con la estabilidad de otros estados miembros de esta funesta unidad europea, que está demostrando no ser más que un deseo mercantil más que un modelo de convivencia y seguridad, donde además de golpistas también se instalan núcleos terroristas islamistas, esperando una nueva oportunidad para hacer su próxima barbarie. Exigimos que cualquier Estado miembro de la Unión Europea tramite de inmediato a petición de otro Estado también miembro, la extradición de toda persona que infrinja su marco legal. No se puede permitir como en este caso que la integridad y soberanía de España dependa de otros estados y peor si son como el belga. Es por ello que si persiste en esta actitud proteccionista para con los fugados de la justicia española, no descartamos nuevas movilizaciones frente a la Embajada de Bélgica, a pesar de los últimos acontecimientos que los falangistas tuvimos que soportar allí.