La sede de Democracia Nacional, una de las cuatro organizaciones que integran la coalición ADÑ, fue invadida y destrozada por una caterva de cobardes, incapaces de enfrentarse a nada que no sean objetos inertes, cuando se hallaba cerrada.

Material de trabajo y propaganda, ordenadores y elementos de valor histórico y sentimental, vinculados a los referentes históricos del partido en la capital pucelana, han sido dañados y vejados amparados en la nocturnidad y la soledad de un local cerrado.

Estamos seguros de que no es más que el principio. Lo venimos advirtiendo. Ya no tienen límites, todo forma parte de este ambiente político que pretende retrotraernos a 1936 a marchas forzadas.

No les basta con la persecución pública de ideas, valores y principios. Con las condenas políticas a prisión, por tratar de impedir la dejación de funciones del Estado y sus ejecutivos ante los ataques a la identidad, integridad y soberanía españolas. Con la imposición de ideologías venenosas. Con la sustitución de un pueblo y una civilización, por otras distintas, importadas, enemigas y antitéticas con la nuestra. Con la vejación y ridiculización de postulados y pensamientos propios.

Aspiran a la eliminación física. Como antaño. Como siempre. Y como siempre no quedará otra que remedar a don Francisco de Quevedo diciendo que ya ha llegado el tiempo. Que ya “no queda sino batirnos”.

Sólo hace falta que la izquierda cobarde y miserable dé la cara, y deje de comportarse como una serpiente o una alimaña cualquiera, escondida tras las sombras.

No son menos responsable tampoco, todas las administraciones públicas, que cada día alientan, con su actitud, la impunidad y el ataque. Nos hemos acostumbrado a ver cómo se pone el grito en el cielo por unas pintadas en un portal, con indignaciones al uso de toda la clase política.

La Falange se solidariza con Democracia Nacional

Hemos visto condenar a un puñado de valientes – de esta misma coalición y partido – a varios años de prisión, por entrar en un local donde se vejaba a España y se atentaba contra su integridad, al grito de “Catalanidad es Hispanidad”, con infinitos menos daños -ya repuestos – que los causados en nuestra sede y con una enorme diferencia: ellos estaban dentro para oírnos y enfrentarnos. Y les hemos oído vociferar clamando contra nosotros desde todos los rincones del democrático régimen del 78.

Ahora callarán. Mirarán para otro lado y, muy probablemente, murmurarán que nos está bien empleado por “fascistas”.

No importa. Quede claro que no importa. Hemos venido a traer luz a esta cloaca en que han convertido nuestra España y no cejaremos en nuestro empeño. No importa el precio. Nunca nos importó. Ahora falta saber si ellos también están dispuestos.

Mi cariño y mi respeto para Democracia Nacional en Valladolid, para la Mesa Nacional y para Enrique Lemus, miembro del Comité Ejecutivo y responsable de la formación en la zona, que atiende las actuaciones policiales en estos momentos.

Un abrazo enorme camarada. Con vosotros, todos.

 

?Martín Ynestrillas

Coordinador de la coalición ADÑ

 

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