Buenas tardes camaradas:
Aquél 29 de Octubre de 1933, aquí, en este mismo lugar, dijo JOSÉ ANTONIO:
“Algunos creen que se debe ocultar en la propaganda, todo lo que pueda despertar una emoción, o señalar una actitud enérgica y extrema.
¡Qué equivocación¡
A los pueblos no los han movido nunca más que los poetas y
¡Ay del que no sepa levantar, frente a la poesía que destruye, la poesía que promete¡ ”.
Esta expresión literal de JOSÉ ANTONIO de hace exactamente 83 años, nos permite ver, que también el Fundador de La Falange se encontró en aquellos tiempos con los llamados “neo estrategas”.
Aquellos que le insistirían, en que de una u otra forma dulcificara las formas y el mensaje de La Falange.
Pues bien. Pasados los años y sobre todo a partir de ese periodo nefasto para la historia de España, llamado Transición, no han sido pocos los que desde dentro del falangismo, y de otras organizaciones patriotas, han vivido, hemos vivido este mismo problema, y este mismo debate.
Algo a lo siempre me he opuesto con toda la energía que he podido, porque curiosamente, estos “renovadores” o “dulcificadores”, que eran los partidarios de esconder y ocultar en la propaganda falangista todo lo que pudiera parecer una actitud enérgica o extrema, eran y son, los mismos que incurrían, e incurren en constantes y progresivas concesiones ideológicas al Sistema, y que han pretendido, en no pocas ocasiones, que lucháramos por ideas que no son las nuestras y que están alejadas radicalmente, del discurso que aquél 29 de octubre del año 1933 se diera dentro de este Teatro de La Comedia.
Nunca he dudado en criticar de forma dura y contundente aquellas estrategias que algunos pretendieron imponernos, para adoptar una supuesta normalización, homologación o suavización de nuestra imagen y de nuestro mensaje.
La afirmación de que “el hombre es portador de valores eternos”, debe ser el eje del sistema político al que aspiramos, y la verdad absoluta, alrededor de la cuál debe vertebrarse todo nuestro mensaje y todo nuestro discurso.
Y esta afirmación choca de frente con aquellos que defienden esa pretendida “normalización” del falangismo, convirtiéndola en una frase vacia y sin contenido.
Y por eso, los que tenemos esa visión trascendente de la vida y de la milicia, no podemos entender que el ser humano, y menos esos “presuntos falangistas”, abandonen, o intenten abandonar y esconder su pasado, sus Caídos, sus Héroes, sus mártires, sus banderas y sus símbolos.
Yo desde luego, al frente de La Falange no lo voy a permitir ni por supuesto, a consentir.
Nuestra forma de ser no puede en modo alguno, ni siquiera por omisión, el olvidar a los que nos precedieron en la lucha y máxime cuando lo hicieron regando con su sangre estas mismas calles que hoy pisamos.
Preferimos la derrota y la incomprensión de este pueblo y de esta sociedad aborregada y cobarde, que negar el reconocimiento a los nuestros, por el hecho de que pueda llegar a ser perjudicial, o resultar un inconveniente a la hora de conseguir ventajas o prebendas.
Y desde aquí denuncio y repudio esas actitudes, que no son nuevas, y que en distintas etapas se han acercado al falangismo para entregar dignidad, honor y lealtad, a cambio de nada.
Esos presuntos “renovadores” lo único que han obtenido con semejante cobardía, son repetidos, palmarios y evidentes fracasos, a pesar de pretender ser los nuevos “lumbreras” del mundo azul.
Y en no pocos casos, a pesar de que prometían mantener íntegro el contenido ideológico de La Falange y solo querían cambiar las formas, han terminado de forma inevitable, con el cambio ideológico.
Pasan de esconder símbolos por conveniencia, a cambiar ideas, también por conveniencia.
Me pregunto yo, que si no entienden La Falange que se fundó en este mismo lugar, ni quieren asumir lo que hicieron nuestros camaradas en aquellos años de sangre y de plomo, ¿ Porqué no inventan otra cosa, otro chiringuito, o se van a Podemos o a Ciudadanos?
Bueno, algunos ya lo han intentado, escondiendo su pasado azul, negando su presencia dentro de nuestras filas, para al final, y ante el acoso de los medios de comunicación, irse a sus casas a seguir enredando por las redes sociales, que es lo que les queda de su demostrada cobardía.
Son los mismos que, cuando nuestros camaradas de La Falange se han batido el cobre en Bilbao, en San Sebastián, en Vitoria o en Barcelona, han preferido alinearse con los “constitucionalistas”, porque allí se está mas “a gusto” y más cobijado por el sistema, que jamás les va a denunciar, a detener, ni por supuesto, a condenar.
Los mismos que se han atrevido a faltar el respeto a esos mismos camaradas cuando han peleado la Universidad a la chusma proetarra, han reventado un acto del genocida Carrillo, o sin importarles las consecuencias, han acabado con un acto traidor y separatista en esa cueva de ratas llamada Blanquerna.
En realidad, lo que les falta a todos estos “renovadores” es la determinación y el valor que hay que tener, y prefieren demostrar su mala baba y su actitud rastrera detrás del teclado de un ordenador.
Eso si, cuando se les piden “explicaciones” a la cara, suelen tener una actitud más propia de sabandijas podemitas, que de falangistas.
Porque no somos como el resto de partidos que pululan por este sistema corrupto y putrefacto, seguimos defendiendo el valor y la virtud de la lealtad, a los que aquel 29 de octubre abarrotaron este Teatro.
Y porque estamos precisamente contra esta “seudodemocracia” que pretende eliminar de la memoria colectiva y de la Historia, a aquella parte de la sociedad que se levantó contra la miseria, la barbarie, y el caos de la II República, nos opondremos de forma radical y contundente, contra esa basura llamada “Ley de Desmemoria Histórica”.
Una Ley que quiere esconder los miles de crímenes cometidos por comunistas, socialistas, anarquistas y separatistas, que montaron un gigantesco aparato de represión política contra aquellos que se oponían a la instauración de un país títere de la Unión Soviética.
Una represión, que los falangistas sufrimos en primera persona, con una persecución indiscriminada que ahora pretende camuflar este buenismo político alentado por la izquierda que promovió las checas, y permitido por la derecha, corrupta y cobarde, como aquella del llamado “bienio negro”.
Una derecha que ha agachado la cabeza bajo el ala, mirando hacia otro lado, a pesar de haber tenido mayoría absoluta durante estos últimos cuatro años, para cambiar esa Ley que entre otras cosas, insultaba y vejaba a sus abuelos, a sus padres y … también a alguno de ellos, que cuarenta años después, siguen sobreviviendo con las prebendas del Régimen anterior.
Algo, que por otra parte, no es patrimonio de la derecha, y ejemplos muy significativos hay en el PSOE y hasta en Podemos, cuyos “niños progres” han podido malgastar su tiempo y nuestros impuestos en universidades y en colegios pijos, a la sombra de sus papás franquistas.
Si estos que han convertido a España en el centro de la corrupción generalizada, de la pérdida de derechos sociales y de la división entre regiones, son los que pretenden criminalizarnos, no nos escondamos.
La solución, no es esquivar el rechazo de todos estos golfos que nos han llevado a la ruina y al caos. La solución es afrontar ese rechazo con el orgullo de nuestra historia. Con la cabeza alta y sin dar un paso atrás.
Las medias tintas no valen, y hay que denunciar la pérdida absoluta de valores por parte de este sistema liberal.
Nosotros debemos seguir siendo los mismos, actualizando nuestras propuestas de cara a los nuevos retos que impone la sociedad del siglo XXI.
Lanzando un mensaje claro. Con una serie de ideas fuerza que hagan despertar a ésta, en otros tiempos, gran Nación.
Defenderemos a cualquier precio, incluyendo nuestra propia sangre, la UNIDAD DE ESPAÑA frente al separatismo.
La SOBERANIA NACIONAL y la EUROPA DE LAS PATRIAS, frente a la Europa de los mercaderes y la globalización.
La DIGNIDAD e INTEGRIDAD DEL SER HUMANO, frente al aborto y el relativismo.
La IDENTIDAD NACIONAL, los DERECHOS DE LOS TRABAJADORES ESPAÑOLES y LA SEGURIDAD, frente a esa inmigración masiva e ilegal, que asalta nuestras fronteras y pretende acabar con nuestra cultura y con nuestras tradiciones.
La JUSTICIA SOCIAL con mayúsculas, frente al capitalismo salvaje y al sistema liberal, promovido y permitido por estas asociaciones corrompidas llamados sindicatos y patronales, que han instaurado el paro como algo normal, y un nuevo régimen de esclavitud entre nuestros trabajadores.
Y por último reivindicamos un nuevo sistema de representación política al margen de estos partidos políticos corruptos, corrompidos y corruptores de voluntades, que viven del clientelismo y de la subvención, dando la espalda a los verdaderos problemas de los españoles.
Camaradas, defendamos la vigencia más absoluta de las palabras pronunciadas aquel 29 de octubre de 1933, y sin quitar ni poner una coma, gritemos alto y claro, ¡¡ARRIBA ESPAÑA¡¡
Manuel Andrino, Jefe Nacional de La Falange