La Falange no es ajena a la situación actual, claro que no. La Falange es movimiento, y ante este estado de quietud, se rebela.

La Falange no se rebela con palabrería barata, La Falange es revolución y como tal, actúa.

La Falange actúa y se crece en la dificultad, esa que el liberalismo ha querido obviar con su estado del bienestar en la comodidad.

La Falange siempre ha defendido la existencia de la dificultad y el valor para combatirla y superarla, pero no amparada en valores materialistas y mercantilistas, sino en los valores humanos, en los valores intrínsecos a la persona y a la sociedad.

Son estos valores la columna vertebral del ser humano. Valores que la época moderna se ha encargado de destruir, creyendo que el poder podía disponer a su antojo de los mismos. Y no, no puede disponer de los mismos, porque son valores esenciales.

¿Qué ocurre en estos momentos? La vida corre peligro, y la sociedad se estresa porque ha perdido su actitud para gestionar situaciones de peligro y miedo ¿Qué le ocurre a la clase gobernante? Que carece de los valores que permiten alcanzar una buena gestión.

Ahora nos encontramos en una situación de verdad, en una situación real, no nos encontramos en escenarios ficticios en los que cualquier actor con un guión preparado representa una función.

Ahora la dialéctica no funciona, ahora lo que se necesitan son unos buenos puños decisivos y firmes que tomen decisiones con determinación.

La clase gobernante no va a solucionar el problema, el problema lo va a solucionar el pueblo español, ese pueblo que no entiende ni de derechas ni de izquierdas, ese pueblo que se une en sacrificios y esfuerzos por sacar a su Patria hacia adelante, ese pueblo que se han empeñado en separar, pero que a la hora de la verdad, y como le exige su raza, se une, se une en un mismo destino.

Y saldremos de ésta, claro que sí, no sin pagar un alto precio, como serán las víctimas que se quedarán en el camino, pero sus vidas no se van en balde, sus vidas nos recordarán que los españoles superamos la dificultad.

Y, una vez superadas las dificultades, se tendrán que exigir responsabilidades, pero no como un acto de venganza, sino como un derecho legítimo de cada español que solicitará una rendición de cuentas.

Y cuando pase este estado de confinamiento, La Falange saldrá de nuevo a la calle, su lugar de acción, esa calle que habrá de asfaltar nuevamente, llevando la Patria, el Pan y la Justicia. Esa calle en la que nos encontraremos nuestro bar de la esquina cerrado, nuestra tienda de barrio cerrada, nuestro quiosco de prensa cerrado, nuestra panadería cerrada, a nuestro médico dispuesto a atendernos, y a nuestro vecino, al que le daremos los buenos días y le diremos…. volverá a reír la primavera.

#VolveráaReírLaPrimavera