Uno de los grandes desequilibrios que arrastra España es el continuo abandono de los pueblos de España y la masificación de las grandes ciudades. Ahora que muchos nos desplazamos a los pueblos donde hemos nacido o lo hicieron nuestros padres; O simplemente los visitamos para escapar de las ciudades; es buen momento para hablar y reflexionar sobre ellos.

Desde siempre, La Falange ha hecho de la dignificación las condiciones de vida del campo algo fundamental pues entendemos que en ellos residen las mejores virtudes de España. En el primer programa político -que salió a la luz en noviembre del 34- y que está considerado como la declaración doctrinal que sirve de base para todo el nacionalsindicalismo, 6 de los 27 puntos trataban esta cuestión. Empezaban de la siguiente manera en el punto 17:

Hay que elevar a todo trance el nivel de vida del campo, vivero permanente de España. Para ello adquirimos el compromiso de llevar a cabo sin contemplaciones la reforma económica y la reforma social de la agricultura.

El Estado tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias para que la vida en los pueblos sea digna y con fácil acceso a los recursos de sanidad, educación, cultura, comunicaciones… Y debe hacerlo por varias cuestiones fundamentales: Desde cambiar el actual modelo económico de país de servicios para volver a ser una potencia económica reactivando la producción agrícola, pesquera e industrial; hasta conseguir que los españoles tengan los mismos servicios vivan donde vivan.

Pero no sólo debe hacerlo por cuestiones materiales.

Los valores que atesoran nuestros pueblos forman la identidad del ser español, que nada tiene que ver con el estereotipo burlesco de «paleto» que incluso potencian las televisiones públicas. Frente a un mundo decadente que nos encierra en ciudades y nos intoxica con la veneración de lo artificial, se levantan los pueblos llenos de lo natural: Arraigo, pasado, naturaleza, amplios espacios, animales, desarrollo sostenible, vida saludable… Y contacto noble y real entre personas sin el abuso de relaciones «virtuales». Comunidades sanas y ideales para formar familias, algo vital para nuestra simple existencia como comunidad vistos los alarmantes datos de crecimiento negativo que ya está sufriendo nuestra población.

Desde La Falange reclamamos que se adopten las medidas necesarias para recuperar nuestros pueblos, haciendo digna y atractiva la vida en ellos. No sólo por una cuestión económica y material -que también- sino para hacer frente a este mundo moderno de lo artificial y la masificación. Debemos potenciar lo noble y natural de nuestra identidad que la historia ha forjado sobre nuestro proyecto de vida común conocido universalmente con el nombre de España.

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