Cada día a las 12 de la mañana, hora del Ángelus, algunas Iglesias hacen sonar sus campanas. Se oyen sobre el silencio de una ciudad triste. Los días siguen corriendo pero el tiempo parece haberse ralentizado cuando en las ciudades se ven las calles vacías, comercios, bares, parques…cerrados. Pero la vida sigue pasando pero no para todos, no para todos. Con esta «peste de origen misterioso», muchos, muchísimos españoles van muriendo de día en día, de 500 en 700 en 900…hombres y mujeres pasan a formar parte de una mortal estadística que los portavoces y «portavozas» de este gobierno asesino nos recita desde los medios.

Sabemos que, como buenos manipuladores y mentirosos que son, los progre-liberales estos nos engañan, juegan con las cifras, con las causas de esta cruel epidemia y con el futuro. Da igual que coloquen a uniformados para dar sensación de seriedad y de eficacia, sabemos muy bien que son lacayos bien pagados que dirán lo que haga falta.

En esa siniestra cifra de muertos diarios se hayan personas que son hijos, padres, hermanos… de alguien que llorará su pérdida, sobre todo porque es una manera de morir cruel e inhumana. Y lo peor es que te toque el maldito virus y que seas VIEJO…. Si eres viejo estás condenado a morir porque, según dicen, hay saturación de hospitales, falta de UCIs,  escasez de ventiladores… todo esto «obliga» a los médicos a «seleccionar» quien debe morir y quien debe vivir: Triaje le llaman. Explican que es una estrategia sanitaria de tiempos de guerra, de tiempos de pandemia. Dicen que no tienen más remedio que «elegir». Y si eres viejo tienes todas las papeletas para que ni te apliquen tratamiento, solo la sedación que te llevará a la muerte. No tendrás oportunidad de despedirte de los tuyos, de recibir los Sacramentos, de morir como debe morir un cristiano. Las Campanas del mediodía deben doblar por los muertos, por todos y cada uno de ellos, sobre todo por los que el sistema condena por viejos. Y más que nada deben doblar por una sociedad entera que permite que los hombres actúen como si fueran Dios.

Lo más terrible y difícil de asimilar es que todos sabemos que si no hay suficiente material sanitario es porque este sistema repugnante se debe nada más que a sí mismo, a sostenerse y autoprotegerse, para eso lleva años y años manteniendo a miles de políticos inútiles a los que hay que pagar sueldazos, dietas, seguridad, viajes… lleva años y años sosteniendo múltiples y diferentes gobiernitos autonómicos, duplicando, triplicando, y lo que haga falta, funcionarios y gastos. Pero resulta que nos llega del cielo o del infierno un virus mortal y no podemos hacer frente a las necesidades médicas para salvar a tantos como están cayendo en esta guerra.

La Falange, fiel a sus principios de respeto a todo ser humano, a su dignidad en la vida y por supuesto, en la muerte, no puede admitir que este sistema se arrogue la facultad de decidir quien muere. Eso sólo está en manos de Dios.

Consideramos la muerte como un acto de servicio, pero de servicio por un ideal, por nuestra FE, por nuestra Patria, no por un régimen homicida.

¡La muerte! Unos creerán que la necesitamos para estímulo. Otros creerán que nos va a deprimir; ni lo uno ni lo otro. La muerte es un acto de servicio. Cuando muera cualquiera de nosotros, dadle, como a éste, piadosa tierra y decidle: «Hermano: para tu alma, la paz; para nosotros, por España, adelante.» (José Antonio Primo de Rivera- 1934)

#VolveráaReírLaPrimavera