En estos días tan extraños en lo que España y el mundo se sienten más amenazados que de costumbre por una «pandemia», entre estados de «alarma», bulos, idioteces variadas y mucho, mucho miedo a morir, nos han lanzado la bonita noticia:
«La Casa Real ha emitido un comunicado en el que se informa que Felipe VI renuncia a la herencia «que personalmente le pudiera corresponder» de su padre, el rey emérito Juan Carlos de Borbón, y a «cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informar la actividad de la Corona» Además, el jefe del Estado anuncia que Juan Carlos dejará de percibir los 194.232 euros que tenía asignados en los Presupuestos de la Casa del Rey.»
En primer lugar, habría que refrescar la memoria de los demócratas que se han creído en alguna ocasión que el emérito monarca ha hecho algo alguna vez por España. ¡¡Nunca!! Es más, a pesar de haber sido designado por el malvadísimo Franco como sucesor a» título de rey» y de haber jurado ante Dios y los hombres fidelidad a los principios Fundamentales del Movimiento (Franquista), tardó muy poquito en echar al olvido todos sus juramentos y en traicionar a Franco y a España. Ha firmado todo lo que le han puesto delante, desde la legalización del partido más asesino, el comunista, hasta permitir todo tipo de traiciones a España. Curiosamente, a raíz de todo esto, sus cuentas bancarias, conocidas y secretas, empezaron a engordar de tal manera que en la actualidad es uno de los más ricos del mundo.
Parece que su lealtad, su amor a España, son directamente proporcionales a su lealtad matrimonial…
Su hijo, el actual rey de España, sigue el mismo camino. Es lo que ha mamado en la real familia; enriquecimiento a base de influencias, con moros, con traficantes, en toda clase de negocios, como el del Ave a la Meca, petróleo, fundaciones, fondos buitre…vamos, lo mejorcito de la sociedad mundial. Por otra parte la cacareada renuncia a la herencia de su multimillonario padre es ficticia ya que, tal y como establece el artículo 991 del Código Civil, «La renuncia a herencia futura es nula«.
Esta maniobra» real» no es más que un «lavado de cara» público con respecto a lo poquito que ha salido a la luz de los negocios de papá Borbón. Así, Felipe queda reforzado y «limpio», para seguir consintiendo gobiernos de separatistas y asesinos, la exhumación del cuerpo del hombre por el que su padre llegó a ser rey de España… y eso sí, muchos tele discursos donde lucir bonitos uniformes a medida.
Ojala estuviésemos equivocados y España tuviese un buen Rey porque como dice el Cantar del Mio Cid «Qué buen vasallo si tuviese buen Señor«. Suponiendo que el pueblo español actual fuese capaz de alguna hazaña más grande que la de encerrarse en casa para evitar un virus.