En el sistema político democrático que sufre España desde hace 4 décadas tener a un presidente investigado por corrupción, por desgracia, no sorprende a nadie. Es tan habitual que los profesionales de la política democrática practiquen la corrupción, que uno más no debería suponer una gran diferencia. Pero el caso de Pedro Antonio Sánchez es singular, por ser un paradigma de la nula altura moral de la clase dirigente y una demostración patente de los intereses a los que sirven.
Desde La Falange en Murcia lamentamos que Pedro Antonio Sánchez ponga a la Región nuevamente en el centro de la vergüenza nacional, por estar investigado por prevaricación, falsedad documental, fraude y malversación. Pero lamentamos más aún que ponga en riesgo la estabilidad política regional, con tal de aferrarse al puesto y negarse a dimitir.
Los falangistas murcianos somos conscientes de que la corrupción es tan consustancial con el PP, que tampoco nos extraña que el partido en bloque prefiera quedar bajo sospecha y poner en riesgo la estabilidad institucional que cumplir sus pactos electorales.
El régimen de 1978 ha traído a España las peores lacras, no siendo la menor de ellas el estar todos los resortes del estado en manos de una casta corrupta que tan sólo en su enriquecimiento ilegítimo y provecho personal y de su sistema clientelar encuentra motivación para acción pública.
La Falange recuerda los murcianos que allí donde haya un político corrupto, del partido que sea, aunque fuera del nuestro, que robe a España y a los españoles, nos encontrará enfrente, para denunciar sus manejos, y llegar hasta las últimas instancias de la justicia para hacer pagar su crimen a los culpables.