El odio a la Fe Católica, y por extensión a España, por los que nos dirigen parece no tener ni límites ni vergüenza. Mientras se expulsa de los centros públicos de enseñanza la verdadera Fe, se abren las aulas a clases de Islam: Extremadura, La Rioja, Comunidad Valenciana, León, Segovia

Los mismos argumentos que el discurso progresista esgrime para apartar la religión Católica de los centros educativos, parece que no han de aplicarse a otras religiones extrañas a nuestra cultura e identidad. Realidad que pone en evidencia que lo que mueve a la casta dirigente y mediática de este país no es en ningún caso el respeto a la libertad religiosa sino una profunda cristianofobia y un odio visceral al pilar que fundamenta a España.

Y también muestra que nuestra sociedad está abducida por el pensamiento único, sin capacidad de poder ver lo evidente.

Habrá que repetir que en España, a diferencia de en los países islámicos, no se obliga a nadie a ser católico. Que enseñar religión en las escuelas es enseñar lo que forma la identidad de España, su cultura y sus valores.

Hablar de catolicismo es hablar de historia universal y de conocimiento -las universidades surgieron de los monasterios-,… Los valores cristianos, esencia de nuestra civilización occidental, se basan en el profundo respeto a la dignidad humana, ayuda al prójimo y fraternidad.

No es solo la religión verdadera, sino la verdadera religión de amor. El hijo de Dios, Jesuscristo, murió en la Cruz para redimir a todos los hombres y perdonando a sus verdugos. En cambio, el Islam no es la religión de paz ni de amor con que los medios nos engañan. Mahoma era califa de un territorio y jefe de un ejército que ampliaba sus dominios alimentando sus cimitarras con sangre. Se fundamenta en el combate al «infiel» -algunos parece que olvidan las guerras en Oriente o los frecuentes atentados en la misma Europa-. Busca su expansión y la conquista de nuevos territorios para imponer su ley.

En definitiva, NO respeta la libertad religiosa, además de marginar a la mujer de forma evidente.

Ser la religión propia y sobretodo, la verdadera, deberían ser razones más que suficientes para que en la escuelas se impartiera religión católica.  Pero si en esta sociedad manipulada estas razones no son suficientes, aquí han leído otras muy evidentes que deberían hacernos romper con los pensamientos impuestos de fomentar lo extraño y odiar lo nuestro.