Pedro Laín Entralgo y Pablo Martí Zaro diseñaron la organización de unos encuentros entre intelectuales de Madrid y Barcelona, preparatorios de «un gran coloquio Cataluña-Castilla» que entendían entonces necesario, que sería auspiciado por el Congreso por la Libertad de la Cultura.
El primer coloquio Cataluña-Castilla se celebró el sábado 5 y el domingo 6 de diciembre de 1964 en La Ametlla del Vallés (Barcelona), en la masía del financiero Félix Millet Maristany.
PEDRO LAIN ENTRALGO
madrid 30.XI.1963
Sr. D. Pablo Martí Zaro
Av. de América, 13.
MADRID
Mi querido amigo:
Siento muy de veras que, como te indiqué en nuestra conversación, la obligación de formar parte de un tribunal universitario en Salamanca el día 5 de diciembre, me impida estar con vosotros en Barcelona. Muy de veras te agradeceré que expreses ese sentimiento y hagas llegar mis más cordiales saludos a todos los que os reunais.
Por lo que valga, te envío, reducida a unos cuantos puntos sumarísimos, mi actitud previa acerca del principal problema que vais a discutir. Helos aquí:
1º. Los españoles castellano-hablantes debemos reconocer de buen grado, y previamente a cualquier ordenación del problema, que el idioma propio de los catalanes, por obvias e insoslayables razones históricas y sociales, es el catalán.
2º. Aunque históricamente injertado en Cataluña, el idioma castellano, también por razones obvias, debe ser usado como propio por los catalanes. El catalán es idioma propio de los catalanes por “propiedad originaria”; el castellano debe serlo por “apropiación”.
3º. Puesto que la realidad idiomática de Cataluña es el bilingüismo, éste debe ser la norma que presida todos los problemas de la expresión verbal en el país catalán. Por tanto: a) La enseñanza debería darse en catalán y en castellano (los técnicos habrían de decir cómo) en todos sus grados; y b) No debe existir restricción alguna para el empleo del catalán en todo orden de publicaciones.
4º. Debe crearse una cátedra regular de Lengua y Literatura catalanas en todas las Secciones de Filología románica de nuestras Facultades de Filosofía y Letras.
5º. La formación de todos los bachilleres españoles habrá de tener en cuenta la mencionada realidad bilingí¼e del país catalán.
6º. Debe aspirarse a que en todos los centros culturales de la Península (Ateneos, Casas de la Cultura, &c.) haya de cuando en cuando recitales de poesía catalana.
7º. Debe fomentarse entre todos los españoles castellano-hablantes la convicción de que no pueden considerarse a sí mismos como españoles “cultos” mientras no sean capaces de leer la literatura catalana en sus textos originales.
Todo ello es un problema a la vez de información y de buena voluntad. Sin esta última –no fácil de conseguir–, nada podría lograrse. Acaso parezca ingenuo recurrir programáticamente a ella, pero no veo otro camino para ir eliminando definitivamente la tradicional dialéctica entre el catalanismo y el anticatalanismo.
Un cordial abrazo de tu buen amigo
P. Laín
Transcripción de cuartilla mecanografiada por ambas caras. Archivo Pablo Martí Zaro