Esta semana se ha condenado a tres de los cinco patriotas que fueron denunciados por el provocador Lagarder. Los hechos se remontan al acto de Afirmación Nacional celebrado el 20 de Noviembre de 2016, en el que este individuo tuvo que ser desalojado al irrumpir en él.
La justicia no sólo no admite a tramite nuestra denuncia contra él por intentar impedir un acto político legalizado sino que condena a aquellos que cumplieron para evitar que interrumpiera el acto o dañara a los asistentes. Así de parcial es este sistema que no descansa en buscar cualquier motivo por absurdo o leve que sea para continuar persiguiéndonos. Y como de una burla se tratara la justicia la causa del archivo de nuestra denuncia fue no poder localizar a este individuo al no tener domicilio declarado. Vamos que es imposible de localizar al que está enfrente de su señoría el día y la hora de su juicio, como tampoco pueden aprovechar su visita anunciada a los juzgados para ejecutar su orden de expulsión. Lo dicho, todo un esperpento muy calculado.
Por otro lado, y seguimos con los esperpentos, se ha iniciado un expediente sancionador contra La Falange por la colocación de pegatinas en Alicante. Será porque las únicas pegatinas que se ven en España son las de nuestra organización o porque no hay otros asuntos a los que la policía local de esta localidad tenga que ocupar su tiempo…
Los falangistas estamos bien acostumbrados a esta doble vara de medir que castiga a los que defienden a España y protege a los que pretenden destruirlas, ya sean provocadores profesionales, servidores públicos o políticos.
Un día por fin aprenderán que toda estas injusticias no hacen más que cargarnos de razones para continuar la lucha y es la llama que hace que más españoles, hartos de toda esta inmundicia, decidan dar el paso al frente de alistarse a La Falange.