Muchos pensarán que no es tarde si la dicha es buena, pero lo cierto es que el timorato gobierno de Mariano Rajoy he retrasado indecentemente la toma de alguna medida que se oponga al proceso separatista.

Ahora que la fractura social en Cataluña no tiene vuelta atrás y gimotenado con que no le ha quedado más remedio que aplicar el dichoso artículo 155 a los que niegan la misma existencia de España. Eso sí, prometiéndoles que les devolverá todo el poder ante la más mínima señal de que se avengan a retrasar sus planes rupturistas. Con parches a corto plazo sólo se retrasa el desastre.

El problema catalán lleva 40 años gestándose y la única manera efectiva de debilitar sus fuerzas serían con medidas a medio y largo plazo: Es esencial que la educación no adoctrine en el odio a España y eso no es cuestión de unos días, sino de generaciones; Es esencial que los medios públicos no sean medios de propaganda separatista y eso no se consigue con un intervención de unas semanas; Es esencial que el dinero público no llegue a las asociaciones que trabajan para destruir la Nación y si quieren hacer “política” que se lo paguen de las cuotas de sus afiliados. Esencial también es que todos los mandos de los mossos sean, cómo poco, expulsados del cuerpo ya sea por acción u omisión de sus responsabilidades. Y es fundamental y los falangistas llevamos décadas exigiéndolo, que se acabe con el estado de las autonomías y la mentira de las nacionalidades históricas. Todo esto no tiene encaje con la actual constitución, y menos aún con una reforma que sabemos sería para contentar a los sediciosos, es decir en sentido contrario al necesario.

Las gentes de España, muy especialmente en Cataluña, están respondiendo como españoles: Recuperando las calles y enfrentándose a los enemigos, sólo eso ha hecho mover ficha al gobierno. Rajoy y compañía temen la reacción sincera de un pueblo que no está lo suficientemente adoctrinado para dejar morir España y por ello intentar sacar provecho de este movimiento con un nuevo engaño. Proclaman que van a aplicar el 155 pero nada de lo esencial va a cambiar. El máximo responsable autonómico y todo su gobierno persinsten en el delito de sedición pero siguen sin ser detenidos. Y de recuperar la educación o de cerrar TV3 nada de nada. Ni se plantean ilegalizar el separatismo o simplemente cerrarles el grifo del dinero público y así el secesionismo seguirá avanzando sin remedio.

Sólo el pueblo español pasando por encima de los políticos y sus bastardos intereses va a garantizar nuestra integridad territorial y los falangistas lo sabemos bien.