El pasado domingo, 16 de Noviembre, los falangistas nos reunimos un año más en Paracuellos, donde Alejandro Salazar, entre otros muchos falangistas y españoles, fue asesinado.

El acto comenzó al finalizar la típica misa anual que se hace en estas fechas en el Cementerio de los Mártires de Paracuellos, siendo este año oficiada por el Obispo de Alcalá de Henares, Monseñor Reig Plá, y que fue muy secundada en comparación con otros años. Terminada la misa, se dispone todo para el comienzo del Acto de Homenaje.

En primer lugar, dos militantes de las Juventudes de la Falange hicieron guardia, impasible el ademán, ante la tumba de Alejandro. A continuación, una camarada del SEU, colocó cinco rosas rojas donde yace. Seguidamente tomó la palabra otra camarada, que leyó la Oración de los Caídos de la Falange.

Posteriormente, el camarada del SEU, Pablo Reinoso dirigió una breves palabras en calidad de representación del SEU por ausencia a última hora del Jefe Nacional del mismo; por cuyo interés las reproducimos aquí:

Camaradas, hoy, donde en el viento parecen retumbar aún los disparos del odio, aquí, donde la Historia parece tocarse con la mirada en cada sepultura, es donde un año más, la fidelidad nos requiere ante los restos de Alejandro Salazar.

Y hoy, 78 años después de aquél nefasto 9 de Noviembre, hablar de él sigue siendo hablar de la Revolución. Porque la España decadente que vivió y la España futura por la que luchó son las mismas a las que nos enfrentamos nosotros, por suerte o por desgracia, pero sin duda, porque la revolución está pendiente.

Está pendiente, porque el yugo del capitalismo sigue esclavizando a la clase trabajadora, condenándola a trabajos precarios, viviendas indignas y condiciones injustas. Y muchas veces, ni más trabajo ni más vivienda que el de patear las calles. Muchos de vosotros lo sufrís en vuestras carnes y lo sabéis de primera mano. Ya dijo José Antonio, que no hay paz sin justicia, y que si es necesario, nosotros nos echaremos a las calles a pegar tiros para que las cosas no se queden como están. Pero no sólo eso.

La revolución sigue pendiente, porque el monstruo del separatismo que en aquellos años treinta ya asomaba la cabeza por las españolas tierras de Cataluña, lo vuelve a hacer, alimentado por una burguesía que se frota las manos con su delirios de poder mientras el pueblo catalán cuenta con las peores tasas de malnutrición y cobertura de servicios sociales. Ya dijo Ramiro Ledesma, que sólo los ricos pueden permitirse el lujo de no tener patria. El pasado 9N de Noviembre subimos a Barcelona a cumplir nuestro deber, y que los separatistas se den por ofendidos, pero no por sorprendidos, porque estaba avisado, exactamente desde hace 78 años.

Por último, la revolución sigue pendiente por todo lo demás que hace de España un mero trozo de tierra habitado por humanos, pero no el hogar de una gran familia. Entre ellos contamos el terrorismo, al que no duden que combatiremos, pero ya prevenimos que no somos delincuentes contra los delincuentes, sino soldados ejemplares a los que nos habrán de mirar a los ojos cuando suenen los disparos. Por otro lado, la represión del gobierno a los patriotas, como hace 78 años, y como se está verificando en muchos países de Europa. Para nosotros, es la certeza de que vamos por el buen camino, porque como dijo Onésimo Redondo, “si el gobierno nos denuncia ante la ley, nosotros le denunciaremos ante la Patria”.

Y en efecto, ante la ley fue denunciado nuestro camarada Alejandro Salazar, y a pesar de ser absuelto, fue ejecutado en este mismo lugar. Se suele decir que se puede matar a un revolucionario, pero no fusilar sus ideas.

Alejandro, que no sólo era un referente en la militancia de la calle, siendo detenido llevando apenas unos pocos meses en Falange, como Jefe Provincial de Almería, Jefe Nacional del SEU, y Secretario de la Junta Política, sino además, aventajado estudiante de Filosofía y Letras, él nos podría dar la explicación exacta.

Pero dejémosle tranquilo, en la eterna y merecida paz de los caídos, que él ya ganó su descanso eterno, porque ya vemos nosotros que las mismas banderas que poblaban su alma las tremolamos al viento, que las mismas ideas que guiaron su mente guían nuestras acciones, que la misma camisa que vestía al morir, es la que portamos nosotros. Sin duda de que con mucho menos merecimiento. Al menos de momento, hasta el momento que hagamos justicia. Porque no estamos dispuestos a dejar que las cosas sigan como están, y reflejo de ello, es que el rector de la universidad en la que tanto luchó Alejandro, es Carrillo, el hijo del mismo que le asesinó. Si la justicia está ciega, nosotros equilibraremos la balanza con la sangre de quien sea necesario. Empezando por la nuestra. Ejemplo de ello es la muerte de Alejandro.

Cometieron un error al fusilarle. Porque querer acabar con la Falange derramando su sangre, es enterrar una semilla. Que no duden, que la sangre de este seuista ejemplar, será la levadura, pero sobre todo la sabia, de esta revolución que ya comienza a florecer y que alborea en esta noche de los tiempos, la luz de una juventud en pie de guerra, porque para el azul de nuestras camisas, no hay mejor condecoración, que el rojo de su sangre.

Acabado el discurso, tomó la palabra el camarada Jefe Nacional Manuel Andrino Lobo, que recordó que no podemos olvidar un ápice de nuestra historia, como pretendían muchos concelebrantes de la Misa, y que sólo así podemos estar preparados. Para finalizar, se cantó nuestro himno de amor y guerra, el Cara al Sol, y cinco haces de luz besaron desde el cielo donde nos mira, la tumba de nuestro camarada Alejandro.

¡Presente!

Fuente: www.seu.org.es