Crónica del II Congreso Nacional del Sindicato TNS

El sábado, 20 de junio, tuvo lugar en Madrid el II Congreso Nacional del Sindicato de Trabajadores Nacional Sindicalistas, en una sala entregada a la ocasión, y con el personal de las Juventudes de La Falange velando por que todos los asistentes al Congreso fueran debidamente atendidos.

Todo dio comienzo a las 12:30h cuando Santiago Casero que llevó a cabo la dirección del Congreso y se encargó de que se cumpliera a la perfección el orden del día, tras una breve introducción, dio la palabra al Secretario General saliente Jesús Muñoz, que encandiló al público asistente con un discurso en el que nos recordó los mayores logros del TNS en sus ya 12 años de vida, logros que brillan más y cobran mayor altura y dignidad, teniendo en cuenta el contexto tan oscuro en el que han tenido lugar.

Tras hacer un repaso por la sociedad que nos ha traído la democracia en general, y en los últimos 12 años desde que se fundó el Sindicato TNS en particular, paro, aborto, separatismo, degradación, injusticia social, egoísmo, pudimos comprender mejor el valor de la encomiable tarea que lleva a cabo el Sindicato TNS. Y es que ayudar a compatriotas en paro a encontrar trabajo en un mundo donde prima el sálvese quien pueda es un acto de amor revolucionario, que le puede cambiar la vida a una familia entera. Asesorar a un empresario -«los hay magníficos, por supuesto»- para encontrar a trabajadores nobles y comprometidos con la empresa es darle un valor superior al trabajo, como camino hacia la dignidad de la persona y de entrega a la patria. Ayudar a un trabajador a conocer sus derechos y ejercerlos es, en un mundo materialista y egocéntrico como el de hoy, recordarle que como español y como hijo de Dios es receptor no sólo de derechos -y de deberes-, sino de dignidad.

Por eso el Sindicato de Trabajadores Nacional Sindicalistas es tan necesario. Y por eso sus dirigentes están a la altura de las circunstancias. Y por eso sus cientos de afiliados saben que están en el lugar correcto. Y por eso se presentaron unas cuentas saneadas, porque los dirigentes son ejemplo de honradez, sentido común y trabajo desinteresado, y todo porque los miembros del Sindicato TNS se deben a las cuatro patas sobre las que se levanta esta organización para llevar a cabo la defensa de la Unidad de España, de la Justicia Social, de Nuestra Identidad y Cultura y de la Dignidad de la Persona.

Más tarde, tras la lectura y aprobación de unos leves cambios sobre los estatutos del sindicato, y unas modificaciones en la Junta Nacional del mismo, por las que Juan Manuel Pozuelo se hará cargo de la Secretaría General y por las que se introducen en la Junta Nacional del Sindicato el cargo de Apoderado General, que ostentará Manuel Andrino, y el de Jefe de Información y Prensa, que ocupará Jesús Muñoz, junto al nombramiento de Elena Pérez como Jefe de Organización y el mantenimiento en sus cargos de Carlos Rodríguez como Jefe Nacional y Víctor Rica como Jefe de Finanzas, más el nombramiento de Luis Alonso como vocal del TNS, modificaciones y nombramientos que se aprobaron todos por unanimidad, se procedió a dar la palabra al público allí presente, incluidas personas no afiliadas al sindicato, ya que la entrada al congreso era libre, público que pudo preguntar sobre diversos temas, como uno de los sellos de identidad del sindicato -no tener liberados sindicales-, que fue alabado como una más de las muestras de la labor desinteresada y completamente altruista de sus miembros, o el acoso laboral frente al que están desprotegidos tantos trabajadores hoy en día.

Para concluir, Carlos Rodríguez encendió la sala con un discurso cargado de lirismo y emoción. Nos recordó la alta responsabilidad que es ser españoles. Que no queremos ser otra cosa más que españoles, y que la sed de justicia y de patria no se apagará más que cuando la ahogue la carcajada de los niños españoles, que debe ser el mejor himno nacional, cuando crezcan en hogares donde vuelva a amanecer el pan, la leña y la alegría. Pan de justicia, leña de hogares llenos de calidez y amor, y alegría de esa España eterna, metafísica y juvenil que soñaba nuestro eterno fundador, José Antonio Primo de Rivera, que hoy, sin duda, nos observaba desde el cielo de los justos esbozando una sonrisa de camaradería y complicidad.