Terminaba un día y empezaba otro, cuando el Jefe Territorial de Madrid disponía todo lo necesario para que el primer relevo, encargado de iniciar la tradicional Marcha de la Corona hasta el Valle de los Caídos, se encontrara presto y dispuesto cuando el Jefe Nacional diera la orden.

Tras rezar un Padrenuestro y un Ave María, se ordenó iniciar la Marcha.
En primer lugar el Jefe Nacional y el Secretario General y los camaradas de la Primera Línea encargados de dar protección durante toda la noche a la comitiva.
Después las banderas de España y de La Falange, y tras ellas la de la Primera Línea, la de la Vieja Guardia, la del SEU, la de JFE … y la de algunas Jefaturas Provinciales y Locales, de Alianza Nacional, del NPe, e incluso alguna perteneciente a la Delegación de L’Oeuvre Francaise, que con su Presidente a la cabeza, nos acompañó durante toda la noche.
Y a continuación la corona de laurel, portada en andas, por cuatro mujeres, cuatro camaradas falangistas, que tuvieron el honor de sacar ese primer relevo por merecimientos más que demostrados.
Los relevos se sucedieron durante toda la madrugada sin contratiempo alguno y con la camaradería que lleva compartiéndose desde hace ya muchos años.
Es de admirar la resistencia y la ilusión que ponen, no sólo los jóvenes, sino los ya no tan jóvenes que aguantan el frío, el viento y la lluvia que nos acompañó en la última parte del recorrido. Allí estaban los camaradas Carlos Batres, José Chumillas, Nemesio Cabezuela … y otros más, que junto a Félix Salmerón, Segundo, Luis … llegaron hasta la misma puerta del Valle de los Caìdos a eso de las nueve de la mañana.
Precisamente fue Carlos Batres, junto a Pedro Pablo Peña (Presidente de AN) los encargados de depositar la corona trasladada, junto a la puerta de acceso al recinto.
Y de allí a la Parroquia de San Lorenzo Mártir, en San Lorenzo del Escorial, donde, a pesar de las presiones recibidas por el rojerío ateo y quemaiglesias del pueblo, el párroco de la misma, ofreció una Misa por el eterno descanso de JOSÉ ANTONIO.