Las ratas separatistas han dado un nuevo mordisco rabioso al estado y en la sesión celebrada en el parlamento de Cataluña han provocado un acto revolucionario como ya hicieran en octubre de 1934, en este caso ante la pasividad, la estupidez y la cobardía de la clase política nacida al amparo de esa basura de Constitución del año 78 que ha propiciado, permitido y alentado el llegar a esta situación de enfrentamiento civil cuyas consecuencias son más que imprevisibles.

No es que sean incapaces de aplicar el artículo 155 de su propia «ley de leyes», ni las distintas sentencias de los tribunales, es que nos van a arrojar al precipicio de la lucha en las calles, y que no duden, que ahí es donde los falangistas ya hemos sabido estar a la altura de las circunstancias en otros momentos.

El presidente corrupto del gobierno, y del PP, ha demostrado una vez más su ineptitud y su falta de arrojo ante el golpe de estado que se ha dado hoy en  Cataluña y solo se le ocurre esconderse tras las togas de los magistrados del Constitucional, que ya han demostrado no haber sido capaces de parar esta locura que llevamos denunciando casi cuarenta años que se iba a producir.

Ahora el remedio será peor que la enfermedad y  para defender la sagrada Unidad de España va a hacer falta algo más que jueces, fiscales y … gobiernos traidores