Los cronistas sitúan el conflicto actual en el año 1978 año del golpe comunista y más tarde la invasión de la URSS. Esta ultima transcurrió entre abril de 1978 y abril de 1992, tiempo en el que se enfrentaron las fuerzas armadas de la República Democrática de Afganistán, apoyadas entre diciembre de 1979 y febrero de 1989 por el Ejército Soviético, contra los insurgentes muyahidines, grupos de guerrilleros afganos islámicos apoyados por numerosos países extranjeros, destacando Estados Unidos, quien les proporcionó ingentes cantidades de armas y dinero. La milenaria irreductibilidad afgana y el apoyo internacional a los muyahidines alargarían nueve años un cruento conflicto que no solo se saldaría con la derrota soviética y precipitaría la caída de la URSS (Para el 90 % de los afganos, la ortodoxia marxista y atea era no solo incomprensible, sino odiosa); también propiciaría el ascenso de los talibán y la implantación de un nuevo orden internacional tras el 11-S. La guerra duró para la URSS casi diez años, guerra que perdió (con la URSS agonizando, los soviéticos se marcharon y los talibanes tomaron el control) y, tras breve tiempo, Afganistán entró en la guerra de los señores de la guerra, en la que los líderes de las facciones que derrotaron al invasor sumieron al país en el caos. De ahí surgió, a mediados de los 90, exactamente en septiembre de 1994 el fenómeno talibán . Existen muchas teorías de la conspiración que afirman que Estados Unidos apoyó al movimiento talibán para beneficiarse de lo que vino después. Cuando surge el talibán ya había caído la URSS, pero es cierto que algunos de los líderes que lo fundaron estuvieron entre los señores de la guerra que recibieron la ayuda estadounidense en la guerra contra la URSS.

La palabra talibán, es un término que hace referencia al plural de talib, que remite al concepto de estudiante de una madrasa o escuela religiosa coránica. Los talibán surgieron en septiembre de 1994 de las escuelas coránicas -madrasas- de Kandahar (Afganistán), Queta, Karachi y Lahore (Pakistán). Cuando estaban en el poder, los talibanes hicieron de Afganistán un refugio seguro para Osama Bin Laden, un excombatiente muyahidín nacido en Arabia Saudí que formaba un grupo terrorista con intenciones globales: Al Qaeda.

Sus líderes eran fundamentalistas religiosos, controlados como estaban por la inteligencia militar de Pakistán. En 1996 habían conquistado Kabul y a su manera pacificaron buena parte del país a base de una noción tan opresiva y brutal de la sharia. Lo cierto es que entre 1996 y el 2001, los talibanes gozaron de apoyo popular, pero en la parte poblada total o mayoritariamente por pastunes, el grupo tradicionalmente dominante. Los demás grupos, tribus y clanes, tadjikos, uzbekos, azerís, nuristanis, nunca aceptaron ese tipo de régimen, y los talibanes nunca controlaron ni el noreste del país (donde resistió el mítico comandante Ahmed Sha Massud) ni amplias franjas del norte. Es aquí donde aparece la coalición de la Alianza Norte que tomó Kabul el 13 de noviembre de 2001, cinco semanas después del inicio de los ataques aliados sobre Afganistán. El apoyo de EEUU, con su armamento de última generación, fue decisivo para que la oposición, un complejo entramado étnico (tadjikos, uzbekos, azerís, nuristanis, mencionados más arriba) con rudimentarios instrumentos de combate, derrocara al régimen talibán. La Alianza Norte fue un potente frente antitalibán.

Pero el conflicto sin fin se remonta a una gran parte del siglo XIX, en lo que ahora se conoce como «El Gran Juego»: la turbulenta rivalidad entre el Imperio británico y el ruso por controlar Asia Central. Muerte, sufrimiento y destrucción, junto con Siria , Afganistán se ha convertido en un lugar maldito , un sinónimo de guerra perpetua: un conflicto que desde lejos se ve como algo cansado, sin solución, como algo natural.

Pero para acabar esta entradilla de antecedentes históricos, transcribimos aquí los datos que los expertos en historia de este país y todos coinciden que hay que remitirse al pasado: «Afganistán es uno de los pocos países actuales que no ha sido nunca colonizado por nadie. Ha sido invadido varias veces, violentamente , desde Alejandro Magno hasta hoy, pasando por los mongoles, pero ningún invasor ha podido quedarse, todo extranjero debería saber que este país es inconquistable. Los británicos lo saben muy bien después de las tres guerras anglo-afganas de hace más de un siglo, guerras desastrosas para los británicos. Tres veces entraron desde Pakistán y tres veces tuvieron que salir, derrotados. Este tipo de herencia está anclada de algún modo en la memoria histórica de los afganos, y en fechas recientes ignorarlo ha costado caro a potencias hegemónicas como la Unión Soviética en los años 80 y a EEUU y sus aliados ahora.

Pero vayamos al grano, a lo mollar, porque la turbulenta historia de Afganistán da para escribir cientos de libros y analizar cronológicamente el conflicto seria harto difícil por cuestiones de espacio. Toda la prensa y los medios de información (al servicio de los bloques imperialistas) nos quieren hacer creer que las motivaciones de invasión tanto de rusos como de americanos y sus aliados, responde a motivaciones humanitarias, de democratización, derechos de las mujeres etc., pero la realidad es que el pueblo afgano a las potencias oligárquicas les importa poco. El valor enterrado en el subsuelo del país del litio, básico para fabricar baterías y otras tecnologías avanzadas, asciende a entre uno y tres trillones de dólares, se estima que hay 1.400 tipos de minerales en Afganistán, entre ellos hierro, cobre, litio, cobalto y tierras raras.

El litio, usado para fabricar las baterías de móviles y ordenadores tiene una altísima demanda. Las tierras raras son un grupo de elementos químicos usados en la fabricación de productos tecnológicos y armamento. Este es el verdadero interés del neoliberalismo salvaje, la lógica de los mercados. Además del valor geoestratégico, otro elemento importante y que no debemos olvidar es que Afganistán produce el 70% (unas 3.300 toneladas al año) del total mundial de opio (Informe Mundial sobre las Drogas, UNODC 2016). Para gran parte de su población agrícola, el cultivo de opio supone la única fuente de ingresos.

Según Naciones Unidas, en 2020 los talibanes obtuvieron 393 millones de euros de la comercialización del opio. Afganistán está situado en el centro del continente asiático, pero en una posición estratégica que permite a quien controle el país, tener un privilegiado control de todas las potencias nucleares de la región: China, Rusia, India y Pakistán, y cerrar el cerco de Irán, país que en caso de guerra con EEUU se enfrentaría a un ataque por dos frentes: Irak y Afganistán.

El territorio afgano sería el lugar ideal y más barato para transportar el 40% de las reservas de gas y el 6% de petróleo del mundo. Con ese propósito, se comenzó a proyectar en 1996 bajo el nuevo gobierno talibán, el Gasoducto Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India (TAPI) de 1.814 kilómetros de largo, para transportar gas del campo de gas Galkynysh en Dauletabad, Turkmenistán, hasta Pakistán y la ciudad india de Fazilka, cerca de la frontera entre Pakistán y la India, a través de Afganistán occidental (Herat y Kandahar).

El proyecto está dirigido por la compañía petrolífera estadounidense Unocal. En 1996, Unocal abrió una oficina en Kandahar y al año siguiente miembros del gobierno talibán fueron recibidos en EEUU. Este proyecto nace de la participación de las compañías petroleras internacionales en Kazajistán y Turkmenistán a partir de la década de 1990. Rusia, quien controló todas las oleoductos de exportación de estos países hasta los años 90, se niega sistemáticamente a permitir el uso de su red de oleoductos, estas empresas necesitaban una vía independiente de exportación evitando Irán y Rusia. Turkmenistán tiene la cuarta mayor reserva de gas natural del mundo, se estima en 19,5 billones de metros cúbicos, cerca del 10 por ciento del total mundial. El proyecto original se inició el 15 de marzo de 1995, cuando se firmó un memorando de entendimiento inaugural entre los gobiernos de Turkmenistán y Pakistán para un proyecto de gasoducto.

Esta es la realidad, estos son los intereses del capital y las oligarquías globalistas del liberalismo y su apología de los valores relativistas. Otros voraces imperialistas esperan, nos referimos a China y su capitalismo de estado socialista.

Para finalizar este es el resultado: Más de 2400 vidas estadounidenses, dos billones de dólares y decenas de miles de muertes de civiles y fuerzas de seguridad afganas después, el presidente Donald J. Trump llegó a un acuerdo con los talibanes y declaró que las fuerzas estadounidenses abandonarían Afganistán a mediados de 2021. El presidente Biden respaldó el planteamiento, y presidió una retirada de tropas sin concesiones, incluso cuando los talibanes empezaron a engullir distritos enteros, y luego ciudades.

GLORIA Y HONOR A LOS SOLDADOS ESPAÑOLES MUERTOS EN EL PAÍS AFGANO. Y nuestro asco por el sinvergüenza de Sánchez, que estaba en pantuflas y traje de vacaciones.

¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!

Fuente: Facebook La Falange – Barcelona

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