Se habla de su traslado a Salamanca, al Museo de la Memoria Histórica. Una «memoria» hecha a medida de la cobardía, el complejo y el odio, a partes iguales, por lo que no nos queremos ni imaginar, qué se explicará a sus pies, si es que realmente se expone en dicho museo.
En este país, no sólo no se respeta la vida y la obra de los que no perdieron la guerra, sino que para mayor desfachatez se mancha sin escrúpulos ni conocimiento alguno, la de aquellos que cayeron asesinados por los perdedores, porque recordemos que Onésimo no murió de un infarto, sino que fue asesinado por esos milicianos a los que como a su compañeros de fechorías, sí se les puede rendir honores y si no, recordemos cómo la «democracia» ha elevado a los altares a sin ir más lejos, al «Honoris Causa» de Santiago Carrillo, como si hubiera sido un hombre de algún honor.
España da un paso más en ese guión de película de serie B, que la está transformando en una ex Patria, sin soberanía alguna y presidida por los intereses ajenos y por supuesto por el odio que no consiguió hacer de ella una provincia de la Unión Soviética pero que ahora está logrando reducirla a una vergüenza similar.
A nivel histórico, recordemos que éste es un episodio bochornoso más, de tantos: La figura del propio José Antonio, ha sido desfigurada en numerosas ocasiones, desde con declaraciones absurdas por parte de una pluma reconocida de nuestra literatura, que decía que iba al frente en descapotable -cuando el Jefe Nacional de La Falange estuvo en prisión desde antes de estallar la guerra civil española- hasta por ejemplo, aquélla en la que se derribó aquel monumento construido por suscripción popular en Barcelona hace algunos años, destruyéndolo, reduciéndolo a añicos-y damos fe, porque estuvimos presentes en la demolición-.
O recordemos, porque nuestra memoria no funciona como la de los peces, cómo se cuestiona la existencia del Valle de los Caídos legislatura sí y legislatura también, por los que por no respetar, no respetan ni siquiera la memoria de los que allí yacen aunque fueran de su propio bando -y los hay de izquierdas y derechas, aunque parece que la derechona de este país no luchó en esa guerra y la izquierda no pegó ni un tiro- y ya no digamos por los que se sienten molestos hasta por ver una gran cruz, como si fueran vampiros, mientras se jactan de dar alas a los que profesan otras religiones, costumbres, cobijan otra historia, otros sentimientos patrios… porque en definitiva, el respeto a los propios compatriotas ha dejado de existir, si estos no comulgaron o comulgan con los designios de una globalización que destruya la personalidad de los pueblos.
Y Onésimo, quien gozara de gran popularidad entre los labradores castellanos, si por algo velaba, era por su pueblo, por las gentes del campo, por los trabajadores y está claro que es una figura incómoda para los que tanto protegen así a grandes rasgos, el Made in China, Made in Taiwan, Made in USA, Made in Germany , la Unión Europea y la destrucción de la producción patria.
Para la desgracia de todos estos vendepatrias empero, siempre ha habido y habrá quienes no olvidemos quiénes han sido figuras tan importantes en nuestra historia como el Caudillo de Castilla, por mucho que unos permitan condenarlas al ostracismo y otros se sigan empeñando en contarnos la historia de otra manera, como aquélla de que el «no pasarán», lo inventó esa «otra perla» de nuestra historia conocida como «la Pasionaria», esa gran mujer llena de humanidad que en un pueblo aragonés, no dudó en soltarle una bofetada a un niño, cuando le preguntó cuándo saldría de la cárcel su padre, preso por cometer la vil fechoría de asistir a misa cada domingo.
Onésimo Redondo no perderá su identidad por mucho que el sistema se esfuerce en borrar su memoria.
ONÉSIMO REDONDO ORTEGA: ¡¡¡PRESENTE!!!