Un año más los católicos conmemoramos la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, nuestro Señor.
La Falange se une a esta celebración con humildad y profundo respeto a uno de los hechos más trágicos y bellos de la historia de la humanidad, donde el Padre Creador entrega a su Hijo a los hombres para que con su sacrificio nos redima de nuestros pecados.
Las celebraciones y ritos conmemoran los últimos momentos de la vida de Jesús: el Domingo de Ramos es el día en que se celebra que el Hijo de Dios entra en Jerusalén montado en un humilde asno, recordemos que un asno le salvó la vida en la huida a Egipto, un borriquillo estaba junto al buey dándole calor en su pesebre en Belén, y sobre una borriquilla entró en Jerusalén como el Hijo de Dios para ofrecernos su muerte para nuestra salvación. En el Domingo de Ramos, niños y grandes se alborozan con sus palmas mientras esperan que el sacerdote bendiga los ramos de laurel y las palmas.
El Jueves Santo es la fecha de la Última Cena, la ceremonia donde nuestro Señor reúne a sus apóstoles y predice su sufrimiento y muerte para nuestra salvación, Jesús también hizo de la última cena un acontecimiento sagrado dándole a la pascua un nuevo significado, instituir el nuevo pacto, establecer una ordenanza para la iglesia, y predecir que Pedro lo iba a negar y Judas Iscariote lo iba a traicionar. Jesús les dijo “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo».
El Viernes Santo recuerda la crucifixión de nuestro Señor. La crucifixión es un método, utilizado desde antiguo, de tortura y ejecución, con el que se pretendía, aparte de la ejecución o escarmiento del implicado, el terror psicológico de las masas, ya que el individuo sometido a este tormento, era exhibido ante el pueblo para que nadie desafiara la autoridad y mantener a la población bajo control. Nuestro señor sufrió un terrible y cruel calvario por nosotros, el asumió esta terrible y mortal tortura para limpiarnos de pecado. Cuando a Jesús se le llama el Cordero de Dios, es en referencia a que Él es el perfecto y último sacrificio por el pecado. Para poder entender quién es Cristo y lo que Él hizo, debemos comenzar con el Antiguo Testamento, el cual contiene profecías concernientes a la venida de Cristo como una “ofrenda por el pecado.
El Sábado Santo es día de duelo. El Sábado Santo es un día de dolor y tristeza que se destina para el silencio, luto, y reflexión, así como lo hicieron en el sepulcro María y los discípulos.
Asimismo, durante el Sábado Santo en la Iglesia Católica no se realizan eucaristías, no se tocan las campanas, el Sagrario se deja abierto y vacío, el altar está despojado y no se administra ningún sacramento excepto la Unción de los enfermos y la Confesión de los pecados.
Sin embargo, las puertas de la iglesia permanecen abiertas, no se encienden las luces y los padres atienden las confesiones. También se conmemora la Soledad de María, recordando el momento que lleva el cuerpo de Jesús al sepulcro.
Finalmente, el Domingo de Pascua se celebra la resurrección de Jesucristo, El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo. Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
La Falange cree que en estos tiempos y en nuestras sociedades obsesionadas con la tecnología, el materialismo y la relativización de los valores morales, éticos y espirituales, es necesaria la conservación y potenciación de los valores cristianos que dotan a las personas de un sentido de trascendencia a sus vidas y las imbuye de un espíritu radical de justicia que es la columna de nuestra Revolución Nacional Española. La Falange lucha por el Estado Nacionalsindicalista y uno de los pilares de este Estado es el personalismo humanista y esto significa: Llamamos personalista a nuestra doctrina, porque afirma la primacía de la persona humana sobre las necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sustentan su desarrollo. El Nacionalsindicalismo supone una unión indisoluble entre lo social y lo espiritual.
Nuestro fundador José Antonio ya lo dijo en 1934 “Falange Española contempla al pueblo en su integridad y quiere vitalizarlo del todo: de una parte, implantando una justicia económica que reparta entre todos los sacrificios, que suprima intermediarios inútiles y que asegure a millares de familias paupérrimas una vida digna y humana. Y, de otra parte, compaginando esa preocupación económica con la alegría y el orgullo de la grandeza histórica de España, de su sentido religioso, católico, universal, de sus logros magníficos, que pertenecen por igual a los españoles de todas clases”. (Discurso pronunciado en Pamplona en un Centro local de Falange. 15 de agosto de 1934)
La Falange no sitúa el valor fundamental en el Estado, y rechaza la concepción liberal de individuo, sino que contempla al hombre en la LEX AETERNA en el «hombre portador de valores eternos, capaces de salvarle o condenarle».
Ante los ataques y agresiones de las izquierdas a nuestros símbolos y costumbres seculares, La Falange denuncia la humillante claudicación de los gobiernos de derecha e izquierda permitiendo ultrajes obscenos y repugnantes de movimientos, personas y partidos políticos que quieren destruir España, y la riqueza de su cultura común, así como nuestra civilización católica, cristiana y europea.
La Falange quiere dejar muy claro que en su visión de la sociedad la libertad religiosa será escrupulosamente respetada y que aboga por una separación entre la Iglesia y el Estado, estatus que define al Estado moderno y garantiza la independencia de ambas instituciones y mejor eficacia en las importantes funciones que desempeñan.
Ahora más que nunca, debemos reflexionar sobre la desigualdad e injusticia en el mundo, y lo que podemos hacer para combatir la inequidad.